Amber.
La habitación quedan en un silencio demasiado incómodo solo se escucha la leña quemarse con el fuego, no sé que reacción esperan Ángel de mi, no voy a saltar a sus brazos y darle un beso estoy muy enojada con él y también conmigo misma, no debí haberle dicho todas esas cosas ya que yo también tuve la culpa pues solamente pude negarme a darle servicio, la puerta es estocada y los dos dirigimos nuestra mirada, vemos como Alfred entra con una charola de comida y se acerca con una gran sonrisa, me deja la charola de comida en las piernas.
-Amber qué bueno que has despertado nos dices un buen susto.
-Discúlpame señor Alfredo.
-Por favor ya te he dicho que no me digas señor, cómo te sientes.
-Me duele todo el cuerpo pero ya estoy mejor.
-Supongo que tienes el cuerpo entumido tuviste mucha fiebre todo el día de ayer.
-Todo el día de ayer.
-Si, no despertastes pero te estuvimos cuidando.
Ángel se levanta y se dirige a la puerta, Alfred lo detiene.
-A dónde vas Ángel.
-Voy