Nunca imaginé tener tanta oposición para poder llegar a Chile, el jet tuvo un desperfecto, no encontramos vuelos comerciales hasta dentro de tres días y en ese lapso, Giancarlo enfermó de apendicitis, por supuesto no podía dejar a Javiera a cargo de la empresa en esta situación.
Dos semanas más fueron necesarias para poder viajar a buscar a mi chica, la que ya me tenía preocupado, porque Massimo ya sabía nada de ella.
Pero terminaría mi sufrimiento, hoy iríamos a la fiesta que los Manterola ofrecerían en su casa. Si era necesario, estaba dispuesto a secuestrarla para que me escuchara, me arrodillaría ante ella y le diría cuánto la amo.
Llevo apenas tres horas en Chile, solo alcancé a ducharme y cambiarme de ropa, ahora vamos con Massimo y mis sobrinos a la velada.
-Deja de mover la pierna, me distraes – Massimo me reprende por tercera vez