Capítulo 89.
Nunca imaginé el alivio que podría llegar a sentir al regresar a la mansión Coscov. Cuando entré por sus grandes y antiguas puertas, pude sentir como si volviera a respirar, sintiéndome a salvo aquí en casa.
—Vamos arriba, tiene que tomar un baño y descansar —me recordó Iván.
Fuimos directamente al cuarto de Natasha, donde con una nueva muda de ropa y después de comer, pusimos a nuestra niña en su cuna, bajo el cuidado de una de las empleadas de la mansión, quien desde ahora iba a tener la función de niñera para mi pequeña. No me angustiaba dejar a mi niña con estas personas, ya que los empleados de la mansión no eran desconocidos para mí, y no tenía miedo de encargarle a mi hija.
Despidiéndome de Natasha con una sonrisa, voy sola a mi habitación con Iván, mientras escucho como él habla y da indicaciones a los otros empleados, probablemente hablando de la dieta que me dio el doctor o de Natasha.
Con un suspiro, dejo mi mochila del hospital en el suelo de mi habitación, y decidiendo de