Luego de que el avión de Dalbert despegó, decidí salir de allí e ir directamente al lugar donde se realizaría la construcción del club. Trataría de manejar lo mejor que puedo desde aquí y darle el menor trabajo posible.
Luis y José son los que se quedaron a cargo mío, por el hecho de ser de la entera confianza de mi esposo, y para ser francos se han mostrados muy atentos. Los hombres que Andréi puso para mí, difícilmente se hacen ver, realmente son difíciles de notar, a excepción de uno, que lo reconocí en el club en Rusia.Río internamente.El lugar donde llegamos es amplio, y ya se encuentran ambos caballeros observando el terreno. Bajo con los planos en la mano y mi portátil. José se apresura a ayudarme, porque de mi panza me es imposible.Solo agradezco que la camioneta sea levemente alta de lo contrario no podría leva