Narra zafiro.
—Buenos días—le dije.
Él al sentirme y al escuchar mí voz se dio vuelta y me atrajo hacia él.
—Buenos días mí luna—me saludó con un beso en los labios.
Lo rodeé con mis brazos donde acaricié su cabello con mis dedos. Se veía tan guapo con el cabello alborotado.
—¿En qué piensas?—le pregunté al verlo distraído.
—Estaba recordando un fragmento de la profecía que dice: su arma será su sangre—respondió—.Creo que tiene que ver con lo que pasó ayer cuando tu sangre chocó contra la piel de ese monstruo ¿Y si tu sangre realmente es el arma que necesitamos para derrotar al ejército de Fredison?—expuso.
—Pero ¿Eso es posible?—interr