Amarte es mi condena. Cap. 53: Culpable.
Salvador parpadeó, giró y miró a aquella mujer a la que tanto había buscado, la pieza clave de todo era ella, y de pronto sus ojos se clavaron en Brenda, estaba sentada entre la audiencia, lo había conseguido, había dado con el testigo principal.
—Gracias —susurró. Aunque sabía que el mérito no era solo de ella, sino también de Majo, inhaló profundo, con la presencia de esa dama, Araujo estaba perdido.
Los tacones de aquella dama sonaron sobre la duela del juzgado, llegó luciendo un vestido rojo de lentejuelas, una bufanda de plumas, tal como solía vestirse cuando era la madame de los burdeles, su cabello estaba pintado de un rojo vibrante, su maquillaje era muy escandaloso.
Antes de pasar al estrado miró con despreció a Araujo y luego esbozó una amplia sonrisa.
—Hola cariño.
—Silencio —ordenó el juez.
Araujo bebió con rapidez agua, sintió que se ahogaba, al darse cuenta que era ella: Aura María.
Luciana volvió a su lugar y enseguida la señora González ocupó su silla.
—Te