—¿Qué tal la nueva escuela? —pregunto a Macon mientras cenamos los cuatro. Su adaptación al nuevo colegio nos tiene entusiasmados. Se lo ve mucho más tranquilo y feliz. Y vuelve a casa con una sonrisa.
—Hoy me enseñaron el uso correcto de los colores. Y pintamos sobre lienzo —dice sonriendo.
—¡Eso es maravilloso, Macon! —Felicita su madre, y cuando la miro a los ojos, sé que ahora está más feliz que nunca.
—¿Yo también puedo ir a esa escuela? —pregunta Beth.
—No, cariño, esa escuela es solo para Macon —explico con dulzura, a lo que ella responde con un mohín.
El golpe fuerte de la puerta delantera nos sobresalta a todos. Y por un segundo, nadie es capaz de moverse, hasta que vuelve a sonar un llamado desesperado sobre la madera.
—Ya voy yo —aviso a Kate, que me mira con preocupaci&o