Necessito ser padre
Necessito ser padre
Por: Lanny Domiciano
Capítulo 01

Vítor

Estaba en otra reunión aburrida aquí en Carvalho Engenharia Ltda.. Me estaba muriendo después de la noche anterior. Mi querido hermanito me obligó a ir a esa m*****a reunión. Yo no estaba de humor para ir, por no hablar de que estas reuniones con los clientes son muy aburridas. Ahora mismo me encuentro con uno de nuestros queridos y aburridos clientes. El Sr. Benjamin Monteiro, propietario de Monteiro Residencial.

- Señor Monteiro, llevamos aquí más de una hora y no llegamos a ninguna parte. Ya me duele la cabeza. Mi tiempo cuesta dinero. ¿Podría dejarse de rodeos e ir al grano? - dije golpeando la mesa con el bolígrafo. Ya estaba impaciente.

- Por eso prefiero a Bernardo que a ti. ¡Eres muy insolente! - refunfuñó el moreno, sentado frente a mí.

¡Que me jodan! Bernardo, ¡te voy a matar por esto! Me incliné hacia delante, apoyando los brazos en la mesa de cristal y me enfrenté a él.

- ¡Escuche, señor! En primer lugar, diríjase a mí como Sr. Carvalho y no a usted. Mi querido hermanito está de viaje de negocios y no puede estar aquí, ¡así que deje de llorar y acabemos con esto de una vez! - Solté una bocanada de aire y me levanté de la silla. Me senté en la mesa, mirando fijamente al hombre. - Y, por favor, vaya al grano. ¿Qué es lo que quiere? No estoy aquí para perder el tiempo.

Empecé a sentir un dolor en la rodilla. Qué raro... Debe de ser por estar mucho tiempo sentado.

- Te diré por qué organicé esta reunión... Le diré por qué he organizado esta reunión... - Miró de reojo, se echó hacia atrás en la silla, se irguió y me miró fijamente. - ¿Podría darme más tiempo para el pago...? Sabes, hemos abierto un nuevo piso residencial en Manaus. Y no podré...

- Paga -le corté. - Una vez más, pero esta vez tienes que pagar. No vamos a cambiar el plazo. Lo siento.

Me levanté de la mesa, volví a mi silla y me senté.

- Se levantó de un salto de la silla y me gritó en el salón.

Me llevé la mano a la cara, conté hasta diez mientras me urgía ir a por ese idiota.

- Primero baje el tono, ¡no está hablando con sus empleados! Entonces quiero respeto. ¿O voy a tener que llamar a seguridad para que te saquen de aquí? - Me levanté y le miré con los ganchos fuera, mencionando llamar a seguridad.

Asintió y se sentó en su silla.

- Ahora podemos hablar como personas civilizadas. Como iba diciendo, todavía tienes que pagar este mes. Dijiste que habías abierto un nuevo piso residencial en Manaus, ¿verdad? - Sacudió la cabeza, asintiendo. - Mira, esto es lo que podemos hacer. Tú me das una garantía y yo puedo darte un poco más de tiempo.

- ¿Una garantía? ¿Cómo que una garantía? - Levantó la ceja, sin entender lo que decía.

Me llevé la mano al pelo y solté un suspiro. Se me está acabando la paciencia con este viejo.

- Necesito una garantía para dar ese plazo. Para que no tengas que darme cuerda, ¿sabes? - Le guiñé un ojo, que se cruzó de brazos y me miró fijamente.

Así que cogí la hoja de cálculo que estaba sobre mi mesa. Antes de que empezara la reunión, le había pedido a mi secretaria que llamara a mi abogado para pedirle los informes financieros del residencial Monteiro. Me senté y empecé a mirar la hoja de cálculo. Entonces me reí de lo que estaba viendo. No me lo podía creer. ¡Qué suerte! ¡Vitor, hoy vas a ganar mucho dinero!

- ¿Qué tiene tanta gracia? - preguntó, golpeando mi escritorio, que tembló por la fuerza que hizo e hizo caer mi portabolígrafos.

- ¡El chiste es que tu empresa está en bancarrota! Y quiero tus acciones, ¡pueden ser la garantía de la que hablo! - Señalé con el dedo, me levanté y lancé la hoja de cálculo en su dirección. Su semblante cambió rápidamente.

- Me miró, señalando los papeles que sostenía.

- ¡Cómo lo conseguí no te importa! ¿Lo quieres o no?

- Pero no puedo hacerlo ahora... Tengo que pensar... -Hizo un gesto, pasándose la mano por el pelo canoso. Madre mía. Esta es mi oportunidad de conseguir esas acciones a precio de ganga. ¡No puedo desaprovechar esta oportunidad!

- Sr. Monteiro, si no resuelve esto ahora, no tendrá otra oportunidad. Deme esta garantía y podré darle un poco más de tiempo para pagarnos. - Le aconsejé.

Me senté en la mesa mirándole, que se quedó un poco pensativo ante la propuesta que le hice. Tras cinco minutos en silencio, dijo algo:

- Sólo tengo una pregunta, si por casualidad no pago a tiempo, ¿qué pasa? - preguntó, rascándose la cabeza.

Abandoné la mesa y la rodeé, situándome frente a él.

- Si por casualidad no me pagas, ya son tres meses los que nos debes y ni hablar de que usaste nuestros servicios para hacer ese piso allá en Manaus, ¿recuerdas? - Mencioné esto y él asintió y estuvo de acuerdo. Y continué: "Tendrás que dar una de tus acciones. Así de sencillo. - Le sonreí.

- ¡No puedo hacer eso! - protestó, dándose la vuelta y haciendo un gesto negativo con la mano.

- Tranquilízate. Por supuesto, eso no va a suceder, ¿verdad? Esta nueva residencia en Manaos será un éxito y podrás pagarme. - afirmé, levantando la mano para estrechársela.

Apartó la mirada, pero luego la estrechó. Dijo que aceptaba el trato. Lo celebré, me acerqué a mi mesa y cogí el interfono para hablar con mi secretaria.

- Lais, por favor trae el contrato. Muchas gracias.

- Pero, ¿por qué el contrato? - Cuestionó, arqueando una ceja Es sospechoso.

Le expliqué que era sólo una formalidad, para que no tuviéramos problemas después. No me creyó, pero cedió. Entonces entró mi secretaria con el contrato y se fue inmediatamente después. Se lo entregué y firmó sin leer el contrato. Perfecto. Después de firmar, me entregó el contrato. Lo miré, le estreché la mano y le acompañé a la puerta.

En cuanto me despedí, volví a mi mesa. Me recosté en la silla y me relajé un poco.

Esta reunión no fue tan aburrida. Me llevé bien.

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