Ximena
—Te prometo que no dolerá.
—Por favor Gabriel no cometas una locura, —le suplico en medio de un sollozo y siento como la mano que sostiene el arma tiembla—Podemos buscar buenos especialistas para ayudarte con tus problemas y también buscar al director de ese hospital donde estuviste para así poder hacer justicia con ese infeliz que no debería dirigir ese sitio, —murmuro y me giro para quedar frente a frente con él quien mira el revolver que tiembla en sus manos, baja la pistola pero no la suelta.
— ¿Te quedaras conmigo cuando salga del hospital? —Me pregunta esperanzado.
— ¡Claro que no! Tú estás loco. —Grita Nathan quien se mantiene a una distancia prudente, mierda.
— ¡Que no estoy loco! —Grita Gabriel mirando a Nathan con odio y le apunta con el arma.
— ¡Nathan! &