La cabeza me dolía, al abrir los ojos mi padre estaba dormido en un sofá… No era mi habitación… Al mirar a un lado estaba canalizada.
—Papá. —La voz me salió rasposa.
—Hija, gracias a Dios despertaste.
—¿Qué pasó?
—Ayer antes de irme a dormir ingresé a ver cómo estabas y estabas ardiendo en fiebre, hiciste una reacción a la droga que te hicieron, ya te atendieron. Me asustaste mucho, hija.
—Yo… yo no consumo drogas papá.
Baches de lo ocurrido ayer vinieron a mí, vi a Iskander, Amelia fue golpeada… Mi turco me abrazó… Carla la golpeó… el calor que sentía en mi parte íntima… Emilio, vi a Emilio. Pero tenía muchas lagunas.
—Sé que no consumes droga, cariño. Te querían hacer daño.
—Amelia fue golpeada.
—Ella te trajo, logró sacarte y llamó a tu hermano.
—Iskander… —Mi padre arrugó la frente—. ¿Él estaba ahí?
—No hija. —La puerta se abrió e ingresó el doctor.
—Ya despertaste. Te daremos de alta mañana, los exámenes salen más tarde y veremos que tanto fue contaminado tu sangre.