Laura apareció al día siguiente en su casa, una perfecta capa de maquillaje disimuló la mayoría de los moretones en su cara, sin embargo, la inflamación en su nariz y debajo de los ojos era imposible de ocultar.
Encontró a David y a Noah en la sala de entretenimiento, mirando caricaturas en la pantalla gigante. El niño se levantó de su silla al verla, caminó despacio y tras tomar la mano de la pelirroja, saludó con un muy educado ‘hola, mamá’.
Ella le respondió de la misma forma, sonriéndole de manera forzada. David observó la interacción; mientras el pequeño procuraba mantenerse calmado, era evidente que deseaba darle la bienvenida a su madre de una forma más efusiva. En cambio, Laura, daba a entender que le daba igual si Noah la saludaba o no.
―¿Qué hiciste anoche? ―preguntó ella, procurando sonar despreocupada