Por mi buen estado físico no se notaba aun la panza, aunque me empezaba a preocupar ya que tenia dos personitas adentro mio que debía cuidar.
Un día a la salida del colegio me encontré con alguien que no esperaba.
- Como anda mi pequeña y sexy amiga! - escuché su inconfundible y seductora voz y automáticamente me di vuelta y fui corriendo a sus brazos y las lágrimas ya caían por mis mejillas.
-Hola Sariel- le dije mientras lo abrazaba como si fuera mi salvavidas.
- Hey por qué lloras? No fue para tanto.- dijo mientras me secaba las lágrimas.
- no me hagas caso, estoy hormonalmente sensible y tengo hambre, vamos a comer algo si!- le pedí
- Ok, vamos y nos ponemos al día- dijo tomado mi mano y llevándome
Llegamos a un café de estilo francés, donde todo era muy rosa y con flores. Amaba que siempre me llevaba a distintos lugares porque me hacía sentir especial. Una vez que nos tomaron el pedido arranque con más preguntas.