La obra trata sobre dos seres que no se dejan llevar tan fácilmente por las emociones debido a las experiencias desagradables vividas en un episodio amoroso ingrato no digno de ser recordado que arrastran de manera particular por ende los dejó marcados. La forma romántica incógnita para cortejar a su enamorada por parte del protagonista y la cortejada se muestra indiferente por su pasado infausto vivido. Es aquí donde el protagonista hace valer su perspicacia e ingenio con galantería y así no ser rechazado. La tragedia los persigue, aunque las desgracias estaban siempre al acecho, algo sobrenatural les permitió vivir momentos inolvidables fuera del plano terrenal, como recompensa por el dolor sufrido y sus actuaciones ecuánimes lejos de toda mesquindad y perversidad humana.
Leer másUn delicado pueblo, atraído por sus bellezas naturales, con una extensión de 4,285 kilómetros cuadrados al oeste, una región poco recordada por líderes que dicen amar su territorio a lo ancho de su nación, pero que este se resiste ante los cambios que la dinámica del siglo XXI le impregna y lo obliga a no ser un rezago más como otros pueblos que se niegan a ser sometidos; acechados por las nuevas tendencias que terminan siendo adoptadas por las sociedades, relegando las viejas tradiciones.
La sencillez y lo apacible de su gente, esa conversación amigable que se gastan entre vecinos y visitantes, poco común en otros pueblos donde la modernidad los absorbió. Calles angostas, alfombradas con piedras planas donde se siente el contacto natural de las rocas, a los extremos; viviendas blanqueadas al natural con manos dedicadas invitando a no dejar desapercibida una mirada obligada del lugar, donde se confunde entre lo natural y lo naturalmente fabricado por el hombre. Más allá del pintoresco y señorial atractivo, brinda una espectacular vista, un encanto que enajena la mente de sus parroquianos; una irresistible contaminación visual por su belleza, alejados de cualquier contaminación ambiental, es reoxigenarse física y espiritualmente.
Es imprescindible no hacer una lectura panorámica rápida de lo que le aporta al visitante, donde es obligatorio dejarse consentir por sus cálidas aguas termales que le relajan hasta el espíritu, una parada obligada por un fuerte, primer edificio construido por los españoles en el siglo XIX, su inauguración se registró en 1876, donde reposan los restos de un presidente de esa nación, como fiel eterno centinela, justificando así el fiel compromiso hasta la posteridad de defender su pueblo de invasores de aquellos tiempos, remarcando al igual con letras, esas palabras eternas con una leyenda, invitando en todo tiempo para resarcir una decisión equivocada con una frase estampada en una placa conmemorativa a su paso por estas tierras que reza: “Puedes ser un gobernante odiado de tu tiempo, pero si quieres que te favorezca el voto de las generaciones venideras, ¡Abre escuelas!”
No se puede echar de menos la deliciosa gastronomía de su comida típica acompañada de una deliciosa taza de café de palo que su mismo pueblo cultiva y consume, ese aroma de la cocina campestre que atrae a cualquier comensal aunque no tenga un exacerbado apetito, sin menospreciar esa jalea de fruta Lorendiana, el trabajo artesanal de la alfarería, esa artesanía lenca que carga en sus espaldas una historia rica de sus ancestros y que aún se resiste a morir con el paso de los años, el vestigio recogido a través de los tiempos y almacenados en su museo, su innegable reflejo de sus huellas que siguen una lucha, del gran cacique que ofrendó su vida con valentía y no dejar mancillado su pueblo por injerencias e intereses foráneos, rindiéndose aproximadamente en el año 1537. En la tranquilidad de la noche pululaban diversas aves con su cantar nocturno, el peculiar quiquiriquí onomatopéyico de esta ave de corral que lleva en su sonido esa esperanza espectral de un nuevo amanecer para los que despiertan, porque han librado la muerte que resulta evidente al escuchar dicho trinar, en cada madrugada se oye como trompeta que despierta al guerrero para alistarse de nuevo a la lucha. Entrada la alborada, el revoloteo de las aves, el mugir del ganado, el gruñir de los cerdos, el relincho de los caballos, sin olvidar el ladrar de los perros, es una completa sinfonía; todos a la vez emitiendo sus característicos sonidos, sin un maestro orquestal que dirija el compás de una partitura.
Era un pandemonio el lugar para el que no suele estar familiarizado con el devenir del campo, en particular la hacienda San Cristóbal, poseedora de 322 cabezas de ganado, sin contar los terneros, 7 porquerizas de 25 cabezas cada una, y una caballeriza de 43 caballos, corceles campestres para competencias de carreras que criaban en la hacienda, las incontables aves de corral que también domesticaban en complicidad con los 16 jornaleros que laboraban de manera permanente. La hacienda ocupaba gran parte de la extensión territorial del pueblo, contribuía con trabajo a muchas personas de todas las edades, en tiempos de cosecha de las 752 manzanas de terreno que poseía, y que, de esas, 232 cultivadas de café, era uno de los portentosos terratenientes del lugar, un señor que sobrepasaba con solvencia la tercera edad, con una altura de 1 metro 72 centímetros de alto, había perdido 5 centímetros y 2 milímetros de estatura con el paso de la edad, de espalda ancha, de bigote pronunciado, una abundante ceja encanecida, frente bifurcada, mejillas agrietadas, de manos toscas y ásperas, bastante rígidas, como su carácter, fuerte y dominante, pensaba que por el simple hecho de que la vida le había permitido vivir más de siete décadas, tenía la experiencia y el conocimiento de tener siempre la razón.
Tiempos del patriarcado, esa voluntad regida por el que lleva las riendas de una familia, terrateniente que se ocupaba más por el quehacer de lo material, que atender lo sustancioso de una familia, que trae esta consigo, la alegría de compartir, sinceridad en el sentir; emociones que nunca fueron manifiestas por don Ricardo, su viudez de más de una década y seis meses le enjutó hasta el alma, nunca había proferido palabra alguna que llevara el más mínimo resquicio de cariño…“si el alma se endurece no es por voluntad propia, sino por las adversidades que ha estado expuesta”, afirmaba el patriarca. Padre de tres hijos: Esteban Herrera su primogénito que estaba casado, pero la esposa de este no había podido concebir después de cohabitar por más de 25 meses. El segundo de sus hijos era Natalia, Naty; que de cariño la llamaban, producto de una vida conyugal que duró 61 años de casado don Ricardo, fruto de esa relación longeva procreó su último hijo Alberto Herrera, los tres dependían de su padre en todos los aspectos, es cuestiones de sentimientos era él quien decidía con quien desposarse, de que linaje procedía cualquier pretendiente, manteniendo firme su teoría que tenía que dejarlos protegidos ante cualquier eventualidad independientemente la que fuera. Natalia era una bella joven, su andar cadencioso, ondulado cabello castaño oscuro, que bajaba como catarata por su espalda, ojos negros de mirada profunda, su piel un contraste entre nácar y porcelana, de nariz griega, en fin, toda ella la naturaleza le acomodó de manera simétrica su completa ergonomía, de refinados modales, producto de haberse cultivado académicamente bien en una universidad a cientos de kilómetros de su pueblo, proyectó una actitud mojigata durante su estancia estudiantil, de mucha fantasía, pero con la firme convicción de realizarse emocionalmente con quien la valorara por lo que había en su interior, no su exterior, su actitud aparentemente pusilánime, pero fuerte y determinada cuando se proponía materializar sus ideales, guardaba en su memoria la expresión repetida por su padre como lema: “el amor no da de comer, sino por el tener se alimenta el amor” este mundo por el cual gira la avaricia desmedida, también el interés, sin importar como este se quiera interpretar, hay que saber preparar a los que nos van a suceder. Dijo don Ricardo.
— No te equivoques hija, que por tener un título académico pretendas que sea tu alumno, transitar el camino es muy diferente a conocer lo transitado. Era la impronta filosofía de aquel septuagenario para con su hija educada en el siglo XX y él en el siglo XIX, es de suponer que iban a disentir a todas luces el pensar en ambos extremos, ella siempre ponderada y sumisa ante su padre, cuando se dirigía ante él, y lo hacía con mucha deferencia.
Un domingo por la tarde de noviembre, como pocas veces solía salir a trotar en su yegua, después de realizar una rutina de equitación y poseedora de varias medallas de oro en el deporte campestre a nivel nacional de su país como también en competencias internacionales. Entrenaba para la contienda que se llevaría a cabo en Perú el próximo año, siempre fue tratada como hija consentida, nadie le imponía agenda, era libre de realizar cualquier actividad, tenía un séquito de sirvientes y trabajadores en la hacienda a su disposición. Un día como de costumbre sale por la tarde con su yegua Babieca, era su potranca consentida, el cielo ligeramente nublado, la albura de estas se confundían con su ejemplar, corría a todo galope, un viento fresco acariciaba sus bellas mejillas sonrosadas en contraste por un tenue rayo que formaba un arrebol en el ocaso de aquel hermoso atardecer, su vestido negro con encajes dorados, haciendo un bello matiz tricolor con su Babieca el cual arropaba la mayor parte del anca; el intrépido movimiento acompasado ondeante de la crin de la yegua y la melena de la esbelta joven, era todo un espectáculo ver aquellos dos especímenes irrumpir por la pradera, provocaba volver a observar, hacer de nuevo ese recorrido imaginario de tan bello paisaje, como escapados de un hoja de revista satinada, incitaba ver en retrospectiva, en cámara lenta y de nueva cuenta aquel mágico momento.
De regreso a la caballeriza un joven apuesto, con sobrada prestancia abre el portón para que haga su entrada, este le ofrece ayuda para desmontar todo el equipamiento que implica salir a cabalgar, por lo general no se entretenía a platicar con la servidumbre de la granja, de repente escucha una voz que se dirige hacia ella que le dice:
— “aunque todos tenemos ojos, no todos apreciamos lo natural de la belleza y lo que tengo frente a mis ojos, ojos que hechizan y embelesan sin par, que afortunado soy por este generoso instante de poderla apreciar”. Fue la expresión que se gastó aquel joven, poco apreciado, pero de muy buena gracia verbal.
— ¿Se dirige a mí? Preguntó la señorita.
— ¡Toda palabra vertida, valida su razón, como la flor que embellece en su salida! ¡Nunca será menos la suya, aunque en el entorno se muestre ensombrecida y opacada por su presencia inesperada! Respondió galantemente aquel jovenzuelo.
— Muchas cumbres he escalado, más nunca he perdido lo transitado, como tampoco me quedo deslumbrada, por muy bello que sea el cumplido, aunque este agrade bien al oído, a todo ser es bien merecido cualquier halago vertido. Que estrategia la suya para pretender ser correspondido. Aquel cruce poético que puede no ser comprendido. Fue la hilarante manera de presentarse aquellos dos intrépidos jóvenes.
Fue una fugaz inspiración, motivados por la primera impresión, que tejieron impávidamente en su derroche de emociones. Aquel paradójico momento que pareció carente de buenos modales, ninguno tuvo la prestancia de saludarse, mucho menos de pronunciar sus nombres, se llevaron cada uno por su rumbo la intriga y la angustia de no saberlos. El joven tenía una mínima noción de quien era aquella esbelta doncella, sabía que vivía en la casa del patrón, hombre serio y de poca cordialidad, la curiosidad lo agobiaba, por saber quién era la que empezaba a quitarle un poco el sueño, indagó con sus compañeros, según las características dadas lo pusieron al corriente y sin dar justificación alguna ni entrar en detalles por tal consulta. La incógnita fue mayor para la agraciada joven por igual, ya que no podía entrar en minucias por alguien que de repente se volvió un enigma, ante tantos hombres que trabajaban para su padre, por quien preguntar, sin saber dónde empezar y a la vez no poder justificar tal interés.
No te sientas ofendido por las devoluciones ajenas, tu deber es corregir todo aquello que te impide ser amable y bondadoso con quien más necesita de tu ayuda. La vida es como un boomerang, cíclica a la vez, no cometan errores, que por la ignorancia no están exentos de culpa. Un niño busca la protección y el cariño de sus padres, ante esa evidente necesidad de un infante, se la brindan, llega con ello la edad complicada, la adolescencia, cuando más comprensión demandan y con ello la adultez, todas estas etapas tienen sus exigencias, no por el simple hecho de ser adulto te creas autosuficiente, siempre estarás necesitado de afecto y cariño, es por eso que deja la prepotencia, déjate consentir y querer, se humilde en todo lugar y tiempo, acuérdate de tus padre, déjalos envejecer con el mismo amor que ellos te dejaron crecer, déjalos hablar y contar repetidas veces historias con la misma pa
Al final de quincena o mes le aumenta el estrés cuando abren la refrigeradora y ven que es poco lo que hay, cuando el hombre corrobora, este le dice: no mujer, si ajustamos para una semana más, el hombre no ve lo mismo que ella, cuando después de ir al mercado, la alacena se suplió y la mujer le pide algo que se encuentra dentro de la misma, este le pregunta que donde la puso, porque no la encuentra, la mujer cuando la abre, de una sola la ve. El hombre es más preciso viendo poco, haciendo una sola actividad le sale a la perfección. La mujer usa los dos hemisferios simultáneamente, por ende, desarrolla muchas actividades a la vez, este género es el único capaz de escuchar dos conversaciones al mismo tiempo, ¿será que por eso que las califican de chismosas? Las diferencias son diversas, esto no tiene que ser motivo de discordia, estas tienen su razón de ser en su diseño.En otro orden de
Aunque la humanidad es de un solo creador, el producto le salió diferente y que sentido tuviera la vida si el hombre y la mujer fueran una copia exacta, como clones sacados de un laboratorio. El mayor desafío para el hombre es la mujer, el hombre es conformista, la mujer inconforme, siempre quiere más, como el hombre ya cazó, se conforma con la cacería del día, pero la mujer no, es por eso que toda realización del hombre es gracias a la mujer. “Mujer en toda la extensión de la palabra”. Si ambos géneros se interesaran en descubrir el origen del porque son tan diferentes en su manera de pensar, la humanidad reescribiría otra historia, la convivencia sería totalmente diferente y mejor que la actual. Muchos matrimonios fracasan porque se dejan llevar por las emociones que le causa el otro y estas son inestables se salen de control, las emociones son inmanejables, ahí radica el problema, porq
“La filosofía hace gente atea, las matemáticas gente triste, la religión gente pecadora”. El humano nace puro en toda su extensión, es el entorno el que se encarga de templar el carácter ante la perversidad y maledicencia ajena, cómo un joven puede entender lo que conlleva vivir una vida comprometida con el bien común, cuando no ha sido capaz de ver que la maldad es una realidad, talvez no que viva entre ella, pero que sea capaz de saber que existe esa otra realidad. Para este tipo de padres son del deseo que sus hijos vivan en una burbuja, donde no estén expuesto ni les pase nada.Los hijos son como un barco anclado en puerto, sino se les deja a que salgan a alta mar no sabrán que desafíos le tocará enfrentar. Los valores espirituales son más que la simple teoría que los líderes religiosos enajenan a la mente de un adulto, ni los adultos mismos entienden ni sab
Has retraído a tu tiempo presente tu niñez, un niño es el más ególatra a esa edad, que todo lo quiere, que el centro de todo es él, es por eso que hace pataletas para conseguirlo siempre, durante esta etapa es un comportamiento involuntario, no es una conducta aprendida, es exactamente lo mismo cuando te enamoras por primera vez, vuelves a ser niño, queriéndolo todo, cuando esto te empezó respondiste de una manera inconsciente de las consecuencias, te lanzaste a un mundo a ciegas. ¿Por qué te aferras a un sentimiento que no tiene correspondencia? Como si escribieras una carta sin destinatario. Para esto no existe hombre astuto, que la única batalla que se le puede ganar al amor es salir huyendo, sino te dejas atrapar tanto y sales a tiempo, pero esta es la paradoja de la vida, si no la vives no la experimentas, al igual no te conoces, entre el amor y el dolor no hay mucha distancia, si hay dolo
—los vi muy románticos bailando, se veían como encadenados en uno solo. Expresó Maritza. Es muy buen alumno Agustín para el baile a pesar de que es su primera vez. Dijo Mía.—La noche es joven, sigan divirtiéndose, pero esta que usted ya conoce, se va. Dijo Maritza. —¿Por qué tan temprano? Pregunta Agustín.—Hay que diversificar la noche. Fue la respuesta de Maritza, dejando a la imaginación individual sus palabras. Se despiden, Mía y Agustín siguen un rato más en el lugar, luego deciden marcharse, deja a Mía en la casa de ella, no sin antes darse un beso un poquito más prolongado que el de antes. Esa noche no había podido dormir Agustín, solo por minutos pudo conciliar el sueño, el recuerdo permanente impregnado en su mente no lo dejaba, no era un martirio recordarlo, al contrario, se adentraba más al
Último capítulo