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3. Sobreprotección al límite y una araña

CHARLIE

Después del momento vergonzoso que pasé en el aeropuerto y de las múltiples palizas que le metió Will a Derek era hora de unas lecciones de mi querido hermano de cómo debía estar, vestir, con quién llevarme, etc. Bueno, creo que mi llegada lo volvió algo sobreprotector y celoso. Noté como quería ocultarlo, pero no lo lograba, ni por un poco. Entendía en la posición que se encontraba, de todas formas era mi hermano.

No aprobaba su comportamiento, tampoco iba a dejar que él decidiera qué hacer. Así pasó el fin de semana: lleno de disparates de mi hermano.

—Bien, Charlie, debes entender que en mi colegio hay muchos muchachos que quieren aprovecharse de chicas como tú, ¿bien? Si te acercas a ellos, te castigaré con maldades de hermano mayor y si ellos se acercan a ti, simplemente les parto la cara y los dejo sin herederos. Está bien cualquiera de las dos opciones para mí.

Bien, esto es demasiado.

—Will, sé cuidarme y lo sabes. Antes luchábamos juntos por un trozo de chocolate y siempre te ganaba.

—Ese es el problema, hermanita —dijo restregándose el rostro en signo de frustración—. A nosotros, los chicos, nos gusta las chicas —me miró fijamente y torció un poco el labio inferior—. Difíciles.

Giré los ojos por estrés. De verdad que lo último que quería después de ese largo viaje era que mi hermano se pusiera paranoico y no me dejara en paz.

—Tranquilo, yo misma puedo dejarles sin herederos, no te preocupes.

Will sonreía como siempre, le gustaba mucho mi forma de ser, siempre me lo decía.

—Pero de todas formas, hay que tener una palabra clave, para cuando me necesites, y les patee el trasero, ¿qué tal Cheeky?

—¿Cheeky?

—Sí, así nadie sospecha, sólo lo deberías gritarlo y yo aparecería como un ninja. ¡Bum! Uno tras otro muerto de una patada.

—¿Ah, sí?

—Sí, hermanita, ser un jugador de fútbol americano ayuda para las piernas, ¿sabías? —negué con la cabeza, algo divertida.

—No, pero ya, puedes irte, quiero dormir y tu estás en mi cuarto como una mosca interrumpiendo como si no tuvieras más que veinticuatro horas para vivir, largo —ordené.

Ni siquiera sabía qué diablos significaba esa palabra, si saben me avisan.

—No, hay que estar listos para todo, para todo —se escabulló por mis sábanas, me tomó de los pies y me jaló con fuerza a lo que pegué un grito.

—¡Will, maldición! —grité tratando de soltarme pero no lo logré—. ¡Son las dos de la madrugada, vete!

—¡Que no! —contraatacó con un jalón extra.

Lo miré con malicia, cuando estuve cerca de él y con rapidez puse cara de espanto, se quedó estático. Pude notarlo.

—¿Qué? —preguntó nervioso. Miré hacia abajo.

—Tienes una araña en el pantalón —dije lentamente.

—¡¿QUÉ?!

Will se paró de un salto de la cama, en un segundo salió de mi cuarto como alma que lleva el diablo, sacudiéndose, entró de un salto a su cuarto cerrando la puerta de un golpe, seguía escuchando los gritos pequeños de mi hermano. Bien, desde que tengo memoria él le tiene un pánico a toda araña sobre la tierra, no miento, la última vez no fue nada agradable cuando vio una.

FLASHBACK

—Will...no seas idiota, quiero comer —daba saltitos pequeños para alcanzar mi teléfono—, dame el maldito teléfono.

—No, sigue saltando, chaparra —dijo con su tono burlón.

—¡Derek! Dile que me devuelva el maldito teléfono, tengo hambre —le grité a Derek para que ayude, pero él ni se inmutó, gruñí por lo bajo, volví a saltar, pero Will elevaba más el celular.

—Devuélvemelo, simio con cerebro semi desarrollado —le dije enfadada.

Negó divertido, iba a darle un buen golpe en el estómago cuando veo lo que hay detrás de él.

—Will —digo suave—. Hay una araña detrás de ti —sus ojos se abrieron de espanto, saltó detrás de mí y empezó a gritar colgado ahora de mi espalda. Mala idea, él me doblaba el peso, así que ambos caímos al suelo de golpe.

—¡ARAÑA! ¡MÁTENLA! —gritó con un tono chillón.

—No hasta que me des el teléfono —me lo dio espantado.

—Ten, ten, pero mátala ya.

—No —dije sonriendo.

Will salió corriendo del cuarto, Derek y yo partimos en risa, pero luego volvió con una maleta, lo vimos confundidos cuando sacó unas cuantas cosas.

—Bien, bien, ahora, hacia atrás —sacó una servilleta gigante de esas de fiesta, creí que la iba a aplastar, pero en vez de eso tomó un encendedor para luego quemarla, mis ojos se abrieron a su estupidez, el botó la servilleta a la araña pero no le llegó así la servilleta cayó en el suelo junto con la araña que se movía rápido—. ¡SÁLVENME! —gritó para luego salir disparado de la habitación.

Iba a darle un buen golpe, pero un olor me llamo la atención.

¡SE ESTÁ QUEMANDO! ¡EL CUARTO SE ESTÁ QUEMANDO! ¡DIABLOS!

Los tres salimos del cuarto a toda prisa, mis padres no volvían aún, así que llamamos a los bomberos lo más rápido que pudimos, justo cuando llegaron mis padres lo hicieron igual.

Y como se esperaba... estuvimos castigados por todo un mes.

Maldito Will y su fobia a las arañas.

FIN FLASHBACK

Bien, ahora lo saben.

Mañana era primer día de clases y Will no se hartaba de dar lecciones que claramente sabía, creía que era una niña pequeña que no sabía defenderse pero yo iba a demostrarle lo contrario.

Para calmar a la bestia interior puse una canción para tranquilizarme.

Miré el reloj de pared, 02:15 de la madrugada, genial Will, quieres que amanezca con ojeras.

Escuché con lentitud la canción que puse: Brian Crain's "Canon In D", me encantaba todo lo relacionado con ese tipo de música, aunque mi fuerte eran otras cosa, pero la música clásica nunca estaba de más, yo no dejaba pasar el piano junto con el violín, los instrumentos que sabía tocar... más o menos.

Solo con eso logré dormir, desde ese momento sabía que mi nueva vida empezaría, y espero poder saber llevarlo, pero si tomamos en cuenta a Will, todo sería bastante complicado. Tuve un sueño un poco feo, veía muchas personas, todas se susurraban... como si ocultaran algo, y no supe cómo sentirme, lo único que esperaba era soltar esa pesada sensación.

La alarma de mi despertador sonó tan fuerte que lo tomé con fuerza, traté de apagarlo en primer lugar, nada, lo golpeé con la cama, nada, me estaba saliendo una roncha en mi cuello hinchada por la rabia cuando ya no soporté y la arrojé ferozmente contra la puerta.

Me sorprendí al no escuchar el ruido del despertador romperse, me levanté y para mi sorpresa, un Will en bóxer y con un despertador enterrado en su cara tirado en mi cuarto apareció.

—Ups...

Will tomó el despertador de su rostro y se lo quitó mirándome realmente enojado.

—Olvidé que esto pasaba en las mañanas cuando vivías aquí, debo recordarlo, pero creo que con la nueva marca en mi nariz no lo olvidaré nunca.

—Bueno, tú fuiste la persona que entra sin tocar primero. —me defendí.

—¿Y quién en su sano juicio lanza un despertador al aire sin darse cuenta de si alguien está entrando? —contraatacó con una sonrisa sarcástica.

—Sólo vete. —estaba con un genio de perro en las mañanas y no me convenía que Will molestara.

—Bien, papá ya se ha ido al trabajo y me encargó que ambos debería ir juntos en el auto, haré el desayuno así que levántate. Tienes diez minutos para estar lista, comemos y nos iremos. —dijo dirigiéndose a la puerta.

Me sorprendí. Will, ¿cocinando? Me reí un poco fuerte, debe de ser una broma, no me esperaría bajar y encontrar la cocina quemada.

Mi muy enojado hermano me lanzó el despertador antes de desaparecer por la puerta, lo atrapé antes de que yo también tuviera una nueva marca en la nariz.

Vi el reloj, debíamos salir en una hora más o menos.

Mmm, mejor duermo otra vez.

Me recosté de nuevo sobre la cama, cubriéndome con las sábanas y sintiendo calor, pero en menos de nada, el despertador volvió a sonar con más fuerza todavía.

—¡POR LA DEBLYN! —grité con todas mis fuerzas, creo que exageré un poco en el grito, porque en menos de un segundo, Will entró sucio y con una espátula en una mano seguido por un sartén en la otra.

—¡¿Qué?! ¡¿Charlie, qué paso?! ¡¿Una araña?! ¡Dime dónde está y mato a la desgraciada!

¿Pero qué rayos acaba de pasar?

—Will —lo llamé, pero él estaba buscando una "araña" desesperado—. ¡Will! —lo intenté de nuevo pero nada—. ¡WILLIAM PATRICK MCCABE LEROYS!—grité. 

Él se paró de golpe.

—No hay ninguna araña. —dije, él se tranquilizó y bajó sus "armas de batalla".

—Entonces, ¿por qué el grito? —preguntó, confundido. Señalé al despertador.

—Ahora todo tiene sentido.

—Bueno... ¿Y la comida? —cambié de tema. Se quedó parado sonriendo como tonto.

—Ah... sobre eso, creo que será mejor ir a comer afuera. —¿por qué no me sorprende? Oh, cierto, porque él es Will McCabe, mi hermano, y como siempre un desastre—. Está bien, vístete, saldremos antes a comer algo por ahí. —asentí, este chico no tenía remedio.

Fui a mi armario que estaba lleno de todo lo que me compro mi tía, como extrañaba que me llamara bicho. Ya no era lo mismo sin ella. Pero podría llamarle más tarde.

No pensé mucho qué ponerme, sólo tome un buso holgado que tenía un estampado de dragón en la espalda, unas medias negras y zapatos bajos. Con suerte hallé una bincha que usé para atar mi cabello en un moño alto porque, ya que me quedé dormida más tiempo, ya no tenía tiempo de nada. Protector solar, un poco de corrector en las feas ojeras (conseguidas gracias a Will) y un delineado medio chueco.

Lista.

No olvidé lo que mi tía había dicho, que debía comportarme con mi actitud, como soy, así sé quien es mi amigo y quien no. No podría soportar estar en un grupo donde ser falsos era parte de la vida cotidiana, que pereza, de verdad. A parte, no quiero dar problemas, tan pronto. Eso espero yo, pero no sé ni como es mi nuevo colegio, ni cuáles son sus reglas. Con suerte pude leer el folleto que mi padre me entregó antes de echarme a dormir.

Bajé las escaleras en pequeños saltos mientras imaginaba todo lo que debería hacer el día de hoy, aunque iba con buenas intenciones de hacer amigos, trabajar duro y divertirme.

Doy un salto en la última escalera y siento algo a mi derecha, así que regreso la mirada y vi la cocina.

Oh, Dios, Will.

—No le dirás a papá. —amenazó con un cucharón en mano y un trapo en el pie que trataba de quitar el negro del piso de madera.

—Estás muerto.

Quemó la cocina.

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