Capítulo 2. Guerra declarada

Jack Brooks

La mujer delante de mí, se tensó. Y viéndola bien, sí que era hermosa, apenas me llegaba a los hombros, su cabello era liso y negro, piel morena clara, ojos marrones, sus labios estaban pintados de un rojo carmín, su conjunto era el adecuado para trabajar, se veía realmente como una ejecutiva de la empresa, ahora entiendo la preocupación de mi madre.

— ¿“Con mucha decisión y vehemencia”? —asentí ajustando mi gabardina.

—Así es. Casi un tema de regla en las cenas de los viernes, todo un temita...—ella arqueó de nuevo una ceja.

—Desconozco el tema. Tu padre se fue hace horas. Buenas noches. — ¿Quién se iba a imaginar que vería a Evelyn Peterson antes de lo pensado? La suerte estaba jugando de mi lado. Ella se retiró indignada. Al ver que no he llegado a tiempo para reunirme con mi padre, decido hablar un poco más con ella antes de que se marche, dejaría claro que no se quedaría con Editorial Brooks solo por ser la amante latina de mi padre, pero aun, faltaba conocer a Jack Brooks. Empujé la puerta con mi mano y giré a los dos lados para ver por dónde se había marchado, entonces la veo caminar por la acera y la sigo.

—Espera, espera, espera...—ella no se detuvo, siguió caminando, ignorándome por completo, ¿Qué le pasa? ¿Quién se cree? mi mano atrapó su codo y la giré hacia a mí, ella se soltó bruscamente del agarre.

—No me toque—dijo con los dientes apretados de manera amenazante ¡Vaya que tiene carácter la mujer! Levanté mis manos en señal de paz.

—Lo siento, te estaba llamando y no te detenías y...

—De la manera más amable, señor Brooks, ¿Qué es lo que quiere? —su tono aumentó con irritación. No puedo evitar darle otro repaso, ella me pilla de nuevo. — ¿Puedes dejar de hacer eso? Es una falta de educación, el que sea un Brooks, no me impedirá ponerlo en su lugar. —Anda, que me ha advertido, intento controlarme.

—Solo quería dejar claro un par de cosas ahora que seré tu jefe. —ella arqueó una ceja, se cruzó de brazos y levantó su barbilla, sus ojos marrones se clavaron en mí. —Bueno, a partir del próximo lunes, lo seré... —las palabras que estaban listas para lanzarse sobre ella, como dagas llenas de veneno, pero para mi gran sorpresa, se esfumaron, haciendo ¡Plop! En el aire. Ella ladeó su rostro al ver lo que estaba pasando. —Quiero dejar claro que, aunque mi padre te tenga en un pedestal, conmigo las cosas serán distintas.

— ¿Distintas? ¿A qué te refieres? —preguntó confundida, me acerqué un poco a ella, cruzando su espacio personal, ella arqueó de nuevo una ceja, levantó más su mirada hacia a mí.

—Yo no me dejaré seducir por ti. —ella abrió sus ojos mucho, pero mucho más, mis palabras la habían golpeado, sonreí al ver que la había provocado, ella retrocedió un paso.

— ¿Perdón? —arrugó su ceño, luego alisó su frente, cerró sus ojos y asintió lentamente, al abrirlos, pude ver determinación. —Sabía que Ellie estaba detrás de esto—me enfurecí en segundos al escuchar el nombre de mi madre.

—No metas a mi madre en esto—dije entre dientes.

—Piensa lo que se te pegue la gana de mí, pero no voy a permitir que se manche la imagen de William—enfurecí más al escuchar como decía con tanta familiaridad el nombre de mi padre, corté la distancia y la tomé de ambos brazos, ella se tensó.

— ¿Por qué? ¿Por qué te molesta que se manche la imagen de tu amante? —ella se soltó bruscamente.

— ¡Cállate! —gritó enfurecida, como una leona a punto de saltar sobre la yugular de su presa. —Tú no sabes nada.

—Oh, sí, sé todo, contéstame algo, tengo dudas, ¿Te lleva al hotel o tienen un lugar fijo? —su puño no lo vi venir, Dios, que lo vi venir, ¿Tenía que ser el puño? ¿Qué pasó con las cachetadas a mano limpia?

— ¡Eres un maldito hijo de puta! —escupió mientras yo cubría mi nariz, ¡la muy cabrona me había sacado sangre! No pude evitar no jadear del dolor.

— ¡Me has quebrado la puta nariz! —ella palideció al ver mis manos llenas de sangre.

— ¡Oh, Dios mío! —pero luego su preocupación se esfumó—Eso te pasa por insultarme, no solo a mí, sino también a tu padre. ¡Eres un…! —no terminó de gritar su oración completa cuando alguien la interrumpió.

— ¿Jack? —era Logan, giré mi rostro hacia a él, se alertó. —Dios mío, ¿Qué ha pasado aquí? —miré a Evelyn quien no decía nada por su presencia, pero Logan lo había deducido en segundos, sonrió el muy cabrón. —Vaya, vaya, —miró a Evelyn— ¿Estás bien? —ella asintió a toda prisa.

—Es a mí a quién debes de preguntar si estoy bien, soy tu hermano menor.

—Hay que llevarlo al hospital—dijo Evelyn, ambos ignorando mi comentario. Logan asintió, se acercó a mí, y me retiró las manos de mi rostro.

—Deja reviso si te la quebró—podía escuchar su tono divertido.

—No es divertido, Logan—él sonrió más.

—Para mí sí, —con cuidado me revisó.

—No te la quebró, solo…—sus dedos tocaron mi nariz y de un movimiento la movió, escuché el “crac” grité por el dolor, él solo hizo un gesto de “Lo siento”. —Te la movió de lugar. —maldije entre dientes. —Pero para estar más tranquilos, te llevo al hospital.

Evelyn estaba mirándonos, pero algo llamó mi atención.

—Lo siento, señor Brooks. —se disculpó, se escuchó sincera, pero no respondí mientras me limpié la nariz.

—Para hacer eso, debiste hacer algo—dijo Logan en mi dirección.

—No hice nada. —dije entre dientes, ella arqueó una ceja.

—No hizo, si no lo que dijo. —comentó Evelyn mirándome, luego miró a mi hermano.

—Te pido disculpas en nombre de él, —dijo Logan, él se acercó a ella y la saludó como si fuesen amigos de años, la forma en la que él la abrazó, me hizo pensar que también con mi hermano debió de tener algo.

—Pensé que vendrías hasta mañana—Logan se separó.

—Quise venir antes por unos asuntos, pero regresaré a Londres después de la fiesta anual del sábado. Te dejo…—miró en mi dirección—Lo llevaré al hospital.

Evelyn se despidió, no dijo por qué me golpeó, pero su mirada lo dijo todo.

Entonces, el sabor amargo quedó en mi boca, su presencia me molestaba, entendí a mi madre, la preocupación de ella de perder a mi padre por ella, y vaya que era atractiva, pero su carácter, era ridículamente rudo y tenía que hacer algo para sacarla de nuestras vidas.

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