SOFIA.
Al contemplar a mi esposo y a mis hijos mientras juegan en el patio, llega a mi mente como una pequeña petición resultó convirtiéndose en un gran amor. Que tras toda adversidad logramos salir victoriosos de cada obstáculo que se nos atravesó en la vida. Y es que quién diría que mi jefe, el hombre serio, frío, cruel y sumamente sensual; terminaría siendo mi esposo y padre de cuatro pequeños que alegran nuestros días y noches.
Nadie lo hubiera creído, ni yo misma me lo creo en algunas ocasiones.
Cinco años han sido pocos en comparación a todos los que nos resta por vivir uno junto al otro. Dominic se convirtió en un hombre responsable y muy amoroso; ya no queda nada de ese hombre que conocí: aparte de su lujuria. Es algo que aún