Salón Dorado…
Apenas había gente en el salón durante el día, y solo cenaban unos cuantos clientes.
Maisie siguió al mesero y llegó a la mesa donde la esperaba Erwin.
“Tío Erwin”.
Erwin sostenía una botella de Conti de edición limitada mientras revisaba la fecha de producción. Al ver a Maisie, volvió a colocar el vino en la caja de regalo.
“Maisie, viniste”.
Cuando Maisie tomó asiento, miró el vino que tenía a su lado y preguntó: “¿Es un regalo que te dio alguien?”.
Erwin soltó una risa y respondió: “Sí. Es un regalo de un viejo amigo mío que acaba de regresar del extranjero. No hace mucho se fue”.
Después de eso, levantó la cabeza y miró a Maisie. “Entonces, ¿hoy qué te trae por aquí?”.
Con la cabeza apoyada en las manos, Maisie respondió: “Estoy aquí para agradecerte por tu ayuda”.
Erwin sonrió. Le pidió una taza de café al mesero y apartó el vino. “Está bien, ve directo al grano. Dime qué quieres”.
Maisie bajó las manos y se enderezó. “Hoy es el aniversario de la muerte de