Al escuchar que Juan conocía a esa persona, las decenas de personas presentes comenzaron a relajarse un poco, aunque aún con algo de cautela.
Cándido no pudo evitar preguntar:
—Entonces, ¿ustedes dos pertenecen a la misma tribu? ¿De verdad se encontraron aquí por casualidad?
—Así es, ¡qué coincidencia, verdad, Cándido! De verdad, tengo que agradecértelo. Si no me hubieras traído aquí, nunca habría vuelto a encontrarme con mi querido Abrahán —respondió entusiasmado Juan, manteniendo su actuación impecable.
Juan continuó exagerando:
—Cándido, eres prácticamente mi salvador. Sin ti, no sé qué habría hecho. Si no fuera por la protección de Abrahán, tal vez habría sido imposible regresar a mi tribu...
Luego, Juan siguió divagando, relatando con gran entusiasmo cómo él y su grupo habían salido a cazar y se separaron. Con una narración apasionada, logró dar vida a una historia completamente ficticia, tan convincente que incluso él mismo estuvo a punto de creerla.
Gracias a la habilidad narrat