Mientras estaban hablando, de repente se oyó un grito proveniente de la villa.

"¿Qué están haciendo?! ¿Dónde están mis rosas recién plantadas? ¡Deténganse!" Melody, que salió de la villa, quedó asombrada al ver que el jardín, en el que habían plantado sus rosas favoritas, había sido arrasado durante la noche.

Y en ese momento, había unos pocos jardineros y tierra desnuda frente a ella.

Con el rostro distorsionado por la ira, se precipitó hacia adelante, agarró el brazo de uno de los jardineros y exclamó: "¿Cómo se atreven a destruir mi jardín? ¿Quién les ordenó hacer esto?"

El jardinero se asustó por ella y rápidamente se liberó de su mano, respondiendo: "No lo sé. Alguien nos pagó y nos pidió que lo hiciéramos..."

"¡Deténganse! ¡Todos ustedes, deténganse ahora mismo! ¡Esta es mi casa! No importa quién los haya enviado aquí, deténganse de inmediato y márchense", rugió Melody enfurecida.

Sin embargo, sus palabras no tuvieron efecto. Aunque los jardineros detuvieron su trabajo, no se ma