Eidan regresó a su puesto de trabajo y a Lola, que se dirigía a la salida le sonó el móvil.
─Y si… ¿no quiero esperar otro día para volverte a ver? Vira. Espera a que termine mi turno de trabajo y te llevaré a casa. Me gusta tenerte por aquí.
─Y yo. ¿Qué gano?
─Muchas margaritas gratis. ─Dijo Eidan divertido del otro lado del teléfono.
─Está bien, pero solo por las bebidas.
Colgó el móvil y fue hasta la barra. Llegó y le plantó un beso en los labios. Él le preparó una margarita y se la sirvió.
─Lo prometido es deuda. ─Dijo mientras terminaba de decorar el cóctel con pétalos de rosa que flotaban sobre la bebida.
─¿Se comen? ─Bromeó Lola con respecto a los pétalos y los sacó uno a uno de su copa.
Luego de cuatro margarita