Capítulo 2

No tuve fuerzas para hacer nada, solo pude llegar a casa, meterme en la bañera y llorar amargamente tocándome el vientre, que pronto estaría abultado por un embarazo que no había pedido. Laura continuó viéndome en silencio, compadeciéndose de mi pena, hasta esa fecha mi único problema era saber que Thiago estaba casado, un asunto según mi imaginación: Solucionable, pero un bebé ¿Qué se hace con un bebé? Cuando solo tienes veinticuatro años y una vida terriblemente desordenada, creadora de sueños amorosos con un hombre millonario.

— Tendrás que hacerte un aborto — Masculló mi amiga La miré con el ceño fruncido y la cara cubierta de agua y lágrimas

— No podría hacerlo

—¿Entonces qué harás? ¿Dejarás morir tu sueño de convertirte en empresaria y estar a la altura de tu jefe?

— Eso no podré lograrlo, embarazada o no, Thiago es un imposible

— Sabes muy bien que no es feliz en su matrimonio y que tarde o temprano eso acabará

— Sí, pero eso no es ahora, y ahora yo estoy embarazada de alguien que no conozco ni podré conocer nunca.

— ! Entonces qué, Lisa, no te puedes desvanecer, hay que enfrentar las situaciones y la única opción viable es la que ya te he dicho!

— Debo averiguar el nombre de la mujer que solicitó el In vitro — Expliqué, ni siquiera supe de dónde surgió esa idea, simplemente llegó a mí y al decirla todo pareció bueno

— ¿Y eso qué, boba? Tendrás que cargar con ese bebé durante nueve meses y dar a luz

— No soy boba, podría darme dinero por poner mi vientre en alquiler, demandaríamos a la clínica y obtendría ganancias de esta tragedia — Expliqué muy convencida, la angustia parecía calmarse

Laura me miró como si yo estuviese loca y le aclaré — Con ese dinero podría invertir y ahí sí podría luchar por Thiago — Laura se quedó muda, aunque eso parecía una buena idea, realmente era algo inseguro. Yo solo pude vestirme y tomarme un café mientras seguía pensando en lo que vendría, vi que Laura salía de mi casa, preocupada y molesta, entendí que se fuera, ni siquiera yo era capaz de soportarme.

La lluvia seguía cayendo, no toleraba la soledad en mi casa, las paredes blancas me recordaban a la clínica. Una hora después de la huida de mi amiga, no tuve más opción que salir y cerrar la puerta, caminé bajo la lluvia, sin rumbo alguno, cubierta por el agua y el dolor, mis pasos me dirigieron hasta la agencia de modelajes Siluetas, llegué hasta la puerta, escuché ruidos y sollozos, por un momento el miedo no me habitó y toqué la puerta, entonces todo quedó en silencio, insistí y toqué de nuevo.

— ¿Quién es? — Preguntó furioso y con la voz cortada. Supe que era Thiago, pero me preocupó su forma de hablar y pensé en los motivos que lo obligaban a quedarse ahí si ya era tarde y no se miraba ni un solo coche de los trabajadores.

— Lisa — Contesté sin miedo

— ¿Otra vez tú? ¿Qué quieres, Lisa? En la mañana te dije que te llamaría, por ahora no hay trabajo — Respondió asustado

— Ya lo sé, en verdad lo siento, solo no tengo a donde ir — Dije con la voz temblorosa de frío

— A tu casa, podrías ir a tu casa — Gritó, porque la lluvia interrumpía cualquier silencio

Yo no contesté más, minutos después escuché que movía su silla, al instante estaba frente a mí, el hombre que me volvía loca y que justo ahora se iba de mis manos. Me tomó con fuerza del brazo y me colocó una silla para que pudiera reposar, ante ese gesto mi corazón se volvió diminuto

— Siempre supe que eras una chiquilla infantil — se rió mientras me daba una toalla para secarme — Pero nunca pensé que fueras una chiquilla desconsiderada contigo misma

— Solo tengo un problema — Dije secándome la cara

— Todos lo tenemos

— Tú no, porque eres millonario, dueño de la mejor agencia de modelaje del país o del mundo

— No, Lisa, no todo es dinero en la vida

— Pero lo tienes

Él me miró y sonrió, por un momento pensé que su arrogancia no existía, hasta que continuó:

— Solo se requiere de inteligencia para tenerlo, niñas como tú que les divierte mojarse bajo la lluvia durante la noche, jamás lo tendrán — bromeó

— No lo hago por diversión — Aclaré

— ¿Entonces qué haces aquí?

— Necesitaba verte, Thiago — Le dije sin titubear. Él me dio la espalda y se quedó frente a su computadora, absorto.

— Soy casado, Lisa — Masculló entre dientes — con una mujer que no puede darme un hijo, así que para nada sirve esta agencia ni mi ferrari ni mi dinero

Yo lo vi completamente aturdida, escucharlo decir eso solo me recordó mi vientre gestado.

— Y yo seré mamá por accidente

— Definitivamente se le da alas a quien no quiere volar — Agregó apesarado pero con una sonrisa, levantó su mirada y me vio contento

— Fue por in vitro — Dije y me interrumpió

— ¿Por in vitro?

— fue un error en la clínica — Expliqué

— Debes denunciarla

— Me gasté todos mis ahorros para pagar en la clínica Salud Femenina, una simple consulta que se convirtió en esto, es de prestigio y jamás ganaré una demanda

— Sí, justo ahí  fue la mujer que nos alquilaría su vientre para mi hijo pero no logramos la fecundación — explicó. En ese momento por mi cabeza pasaron muchas cosas que no concreté, pensé en decirle que adoptara al niño que yo llevaba en mi vientre, pero solo pude preguntar por qué no lo hacía de forma natural, me vio confundida y se rió.

— Como ya dije mi esposa no quiere arruinar su cuerpo ni someterse a lo que implica el embarazo mucho peor el parto

— Ella no te ama — Añadí como si me estuviera preguntando

— Hay tantas cosas que no conoces de mí, Lisa, quizá tengas razón pero es una larga historia — Respondió molesto mientras ordenaba unos papeles, por un momento olvidé que hablábamos de mi embarazo, me acerqué al escritorio y le dije

— Yo sí daría todo por ti, pero no tengo el estatus adecuado para darte siquiera un beso

Él me tomó por la cintura con mucha furia, acercó su rostro al mío, mientras sentía que la respiración se me aceleraba, vi detenidamente sus labios rosados y gruesos que me tentaban a morderlos, sus manos rodeaban mi cuerpo y sentí su calor,  en su mirada había deseo y lástima.

— Eres preciosa, Lisa, y eso basta, eres sencilla y tierna y eso basta — Dijo en voz baja mientras llevó sus labios a los míos  y me besó con suavidad, me dejé llevar en su ritmo, degustó mi labio inferior y luego se pasó al superior, sentí que las piernas me temblaban y el pecho me latía un ritmo indescriptible, a la vez sus manos tocaban mi espalda, hasta llegar a mi cabello, lo sujetó con ternura, cerré los ojos, deseando que aquel momento no se acabara nunca, rodeé su cuello y me entregué en ese beso que me pareció como si fuese el primero, nos besamos con pasión y delicadeza. Despacio se apartó, me miró mientras suspiraba.

Ante eso, volví a mi realidad, ese beso era solo una trampa más para mi ilusión que se veía cada vez más inalcanzable.

— ¿Por qué me haces esto, Thiago?

— Porque desde que te vi tomándole fotos a Laura, con tanta sencillez y entusiasmo, supe que eras encantadora, Lisa, y cuando me hablaste con tanta humildad y confianza para solicitarme amablemente un trabajo y te disculpaste por haber llegado a la agencia sin permiso, te me clavaste en el corazón y ese estado emocional me sorprendió, pues tú misma has visto que no cualquier persona me agrada, pero Lisa, mírate eres adorable — Comentó en un tono de voz baja

Lo miré perpleja, me toqué el brazo pensando que aquello era un sueño, pero él seguía ante mí, con su mirada llena de lástima

— Solo la vida es injusta, o mejor dicho el destino es complicado

Me sujetó el brazo con delicadeza para que no huyera — Muy injusta, soy un hombre que no sabe qué hacer con tanto dinero, lujos y fama y tú una muchachita que está envuelta en un problema tan grande que es la solución que necesito en mi vida, pero no eres la persona que debe cumplir eso, ni soy yo el hombre que mereces en tu vida, Lisa, debes irte, la lluvia ya ha cesado y no podemos seguir en esto porque no tiene caso.

No supe qué responderle, tomé mi chaqueta y caminé hacia la puerta en silencio, antes de llegar, volteé pero él ya no me miraba, tenía sus ojos fijos en la ventana de su oficina, y las manos empuñadas, puestas en su mentón.

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