Catalina Abrego
-Estas bien, no te lastime –Me pregunta con preocupación, mientras ambos termínanos de vestirnos.
Me siento tan tímida que no soy capaz de darle la cara.
-Sí, estoy bien…solo que yo me… siento un poco avergonzada por… -Demian entiende de inmediato a que se debe mi malestar.
Acercándose a mí por la espalda me abraza rodeando mi cintura con sus fuertes brazos. Inclinando para que su cabeza coincida sobre mi hombro.
¡Me siento tan pequeñita!, a su lado. Ya que apenas mido un metro setenta de estatura, comparado con Demian que me supera por mucho con sus casi dos metros.
-Mi pequeña Catalina si te preocupa que nos escucharan te aseguro que no fue así. Mi gente se encargó de resolverlo todo. En cuanto a tú madre y tú amiga mi asistente, Alejandro se encargaría de mantenerlas entretenidas.
Besa mi mejilla dulcemente todo lo contrario de hace un momento.
Con su mención sobre lo ocurrido a nada que unos minutos atrás siento mucho calor por toda mi cara.
-Demian eres