Vicente Santoro.
13:00 Oficina “Casa de Santoro” Italia.
La observo a través de las cámaras de seguridad que puse en mi habitación, tan hermosa durmiendo, solo mía. Admito que me encantaba darle nalgadas a ese delicioso culo, hice lo mejor que pude para no follar su delicioso coño, no puedo esperar a tener mi polla dentro de ella.
Ah, tesoro mío, caíste en las manos equivocadas y tu destino no hizo más que empeorar.
''¿Mio Signore? (¿Mi señor?)" Escucho un golpe en la puerta.
"Entra, Brian." Autorizo y cierro mi libreta, no quiero que nadie la vea.
Lo observo entrar y hacer una reverencia respetuosa.
"Dilo." Cruzo las piernas.
"Encontré a Carlos Eduardo, mio signore." Le esbozo una enorme sonrisa.
"Excelente, Brian." Me levanto de mi silla y camino hacia él, pasando mi mano por su cabello. Buen chico, te recompensaré con un aumento.
''Gracias Señor.
Paso junto a él escaleras abajo y salgo de la mansión.
"¡¡Paulo!!" Lo llamo y rápidamente viene hacia mí.
''¿Si jefe?
''Iré con Brian