Capítulo 447
Ella era completamente incapaz de liberarse de sus fuertes brazos y solo podía forcejear impotente.

De repente, Juan la soltó.

Tranquilamente sacó un cigarrillo y bajó la cabeza para encenderlo, y en el humo, sus ojos llevaban un poco de escalofrío y desprecio.

Miró a Yolanda como si fuera una basura.

—Dime, ¿quién te ha ordenado hacer esto? —preguntó Juan con frialdad.

Yolanda sacudió violentamente la cabeza, de la que salían lágrimas y mocos, —¡Señor López, de verdad que no he sido yo quien lo ha filtrado, no lo hice!

Juan dijo fríamente: —Tengo muchos medios para esos traidores, ¿quieres intentarlo?

Yolanda sintió que un escalofrío le subía desde la planta de los pies al oír esto.

Por fin sintió la frialdad y la crueldad que Juan ocultaba deliberadamente ante Lorena.

Su corazón se aceleró e inmediatamente dijo: —¡Polo me instruyó!

Los ojos de Juan se entrecerraron ligeramente, y un rastro de profundidad brilló en sus ojos. Apagó la colilla que tenía en la mano, como si tam
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