Capítulo 91— 7 meses después Narrador7 meses después...Seth no la había buscado en los siete meses que llevaban separados. No porque no la extrañara, no porque no pensara en ella, todo lo opuesto, todos los malditos días lo hacía, sino porque algo en la forma en que Nebra se fue le dejó claro que esa era su decisión. Y si alguna vez la amó, aunque no se lo hubiera dicho, respetarla era lo único decente que podía hacer.No sabía dónde estaba. No sabía si era feliz, si lo odiaba, si lo extrañaba, si pensaba en él. No sabía nada. Y eso, a veces, dolía más que su ausencia.Se concentró en el trabajo, en la rutina, en mantenerse ocupado. Pero no había un solo rincón en su vida que no tuviera su eco. Nebra lo habitaba en el silencio, en la música, en el café de las mañanas. Y él no hacía nada por expulsarla.—En una hora estaré allí... Simón, por favor, no te apartes de él.Finalizó la llamada mientras observaba la estancia de su departamento. Todo seguía igual como ella lo dejó, no habí
Capítulo 92— Haciéndote míaNarrador Drakos acababa de salir de la ducha. Aún tenía el cabello húmedo, despeinado, y el cuello de la sudadera gris se le pegaba un poco a la piel por el vapor que seguía flotando en el ambiente. Iba descalzo, con un viejo jean y las mangas remangadas hasta los codos. Caminaba por el pasillo hacia la cocina cuando escuchó el timbre.Secándose las manos con una toalla colgada del hombro, se dirigió a la puerta. Al abrirla, lo último que imaginó fue encontrarla a ella; Lilian, con el cabello recogido de forma desprolija, una expresión extraña en el rostro y los ojos cargados de cansancio, Durante un par de segundos, ninguno dijo nada. Fue ella quien lo rompió, con una voz suave, casi incómoda.—¿Puedo pasar?Drakos, todavía procesando la imagen frente a él, dio un paso hacia un costado, sin decir una palabra. Solo la miró. Y con ese gesto seco pero claro, le dio paso para que entrara. Cerró la puerta tras ella, aún sin entender del todo qué hacía Lilian
Capítulo 93— Nunca dejé de hacerloNarrador Estaban envueltos en el silencio tibio de la habitación, aún con la piel húmeda, los cuerpos entrelazados y la respiración enredada. Drakos la sostenía entre sus brazos, como si soltarla significara perderla otra vez. Su mano recorría su espalda con una ternura que contrastaba con todo lo que acababan de hacer.Ella tenía la cabeza apoyada en su pecho, los ojos cerrados. Pero él necesitaba hablar.—Te amo —susurró, con la voz tomada —Nunca dejé de hacerlo.Lilian no reaccionó de inmediato. Pero su respiración se volvió más lenta, como si cada palabra la atravesara desde dentro.Magnus bajó el rostro, apoyando los labios en su frente.—Mi vida fue un infierno sin ti —murmuró, con la garganta apretada —No hubo un solo día en que no te extrañara, en que no me doliera todo lo que no pude darte. Te busqué, Lilian… tantas veces… pero si no era Flavio, era Federico. Siempre alguien, siempre tarde.Sus dedos se detuvieron sobre su cintura, presioná
Capitulo 94— ComplicacionesNarradorSosteniendo el teléfono en sus manos mientras este no dejaba de vibrar, Nebra sentía cómo su corazón estaba a punto de detenerse.¿Por qué tenía que aparecer justo ahora? Cuando las cosas parecían estar cada vez mejor, ¿por qué después de tanto tiempo?Viendo cómo la llamada finalizaba sin ser respondida, esta negó, colocándose de pie, y dejando el teléfono sobre la cama, empezó a caminar de un lado al otro sin saber qué hacer.De responder, lo más seguro era que Seth deseara verla, y eso, ni pensarlo. No teniendo a su pequeño en su panza, un pequeño que no dejaba de moverse, haciéndola sentirse afortunada de poder al fin cumplir su sueño de ser madre.Deteniendo su andar de pronto, cuando su corazón dejó de bombear con fuerza, Nebra liberó una bocanada de aire cuando una punzada se extendió en su vientre, y cerrando sus ojos, permaneció sin moverse por un instante. Desde hacía días este malestar se hacía presente, pero pensando que no era nada mal
Capítulo 95— ¿Un hijo?NarradorEl teléfono vibró sobre el escritorio.Seth lo miró de reojo, sin intención de alcanzarlo. Cuando vio el nombre de Magnus Drakos en la pantalla, resopló con fastidio y dejó que la llamada se perdiera.No estaba de humor para lidiar con su paternalismo tardío.Pero el teléfono vibró de nuevo... y otra vez... y otra.Para la quinta llamada consecutiva, maldijo en voz baja, apretó los dientes y deslizó el dedo para atender.—No estoy de humor para tus sermones —disparó sin saludo —Si vienes a darme otra lección sobre la vida y los errores, ahórratelo...La voz de Drakos sonó cortante, seca, sin la más mínima paciencia.—No seas estúpido, Seth. Esto no tiene nada que ver conmigo.Hubo un silencio tenso.—¿Entonces? —bufó Seth, harto —¿Qué mierda es lo que quieres?—Te llamo por Nebra.Seth se quedó en blanco. Tardó un segundo en reaccionar, como si la mente no pudiera seguirle el ritmo al corazón que de golpe empezó a retumbarle en las costillas.—¿Qué tien
Capitulo 96— Vale la pena protegerNarradorLa puerta de acceso a la sala de partos se abrió de golpe. Una enfermera salió al pasillo, sosteniendo una carpeta en las manos y buscando con la mirada entre los presentes.—¿Familiares de la señora Nebra Arias? —preguntó en voz alta.Seth fue el primero en reaccionar.—Soy su esposo —dijo, avanzando de inmediato hacia ella, la voz cargada de impaciencia. La enfermera lo miró brevemente, asintió, y hojeó un par de papeles. —¿Cómo está? —preguntó Seth, sin poder contenerse —¿Está bien? ¿Cómo están?La mujer sonrió apenas, con la profesionalidad que da la práctica en esas situaciones.—Tanto la madre como el bebé están bien —informó con calma —La cesárea salió como esperábamos. En unos minutos más la trasladarán a la habitación.Seth cerró los ojos por un instante. El mundo, que hasta hacía unos minutos parecía a punto de derrumbarse, volvió a encontrar su eje.Seth seguía de pie, mirando hacia la puerta por donde en cualquier momento aparece
Capítulo 97— A casaNarradorCansada, y un poco adolorida tras salir de una cesárea de emergencia, Nebra se mantenía en cama mientras observaba a Seth a lo lejos, caminando por la habitación con el pequeño en sus brazos. Parecía que nada malo hubiese sucedido entre ellos, que el tiempo alejados solo se hubiese tratado de una terrible pesadilla de la que había despertado tras el nacimiento de EvansSoltando un ligero quejido cuando intentó tomar asiento, Nebra notó cómo Seth en cuestión de segundos llegó a su lado, y colocando a su hijo en la pequeña cuna junto a la cama, trató de ayudarla. Para Seth en ese instante lo más importante era que los dos salieran de allí sanos y salvos, por lo que las explicaciones tendrían que esperar.Colocándose de pie despacio, Nebra se apresuró a ir al baño tras un par de horas de ser intervenida, y quedando a solas en la habitación con su pequeño, Seth lo tomó de nuevo entre sus brazos para empezar a acariciar sus regordetas mejillas un poco asombrado
Capítulo 1— El acuerdo de sus vidasNarradorSeth estaba de pie frente al altar, sus manos entrelazadas detrás de la espalda para contener el leve temblor que traía la ansiedad. No había amor en este matrimonio, solo un acuerdo frío y estratégico. Para Seth, esto era un trámite, un paso más en el tablero de ajedrez de su vida. O eso había pensado hasta ese momento.El murmullo entre los presentes se apagó cuando un rayo de luz bañó la silueta de su futura esposa.Seth se obligó a respirar, pero el aire le quedó atrapado en el pecho al verla caminar hacia él. El vestido blanco parecía flotar a su alrededor. Su cabello caía en suaves ondas, y un velo delicado enmarcaba un rostro que parecía diseñado para tentar a los hombres. No era solo su belleza lo que lo descolocaba, era algo más profundo, algo que no había anticipado.Su garganta se secó, y un calor extraño subió desde su pecho hasta su cuello y un hormigueo lo recorrió por completo.La lógica y la frialdad que lo habían llevado ha