¿Este hombre cree qué tengo tiempo para preocuparme por mi culo?
―No tenemos tiempo para preocuparnos de cosas banales ―dije con firmeza, hice el ademán de irme, pero fui callada por sus manos.
Me desnudó con un gesto en furecido, dejando caer la bata al suelo. Me puso el vestido con una calma escalofriante, muy distinto a su expresión.
―Derek, ya... ―supliqué mientras me aprochaba la parte superior de la ropa.
Me ignoró y continuó con su tarea.
Ese hombre no es consciente del peligro en que nos encontramos.
Como pude, logré liberarme. No dejé que me pusiera el último botón, salí por la puerta.
―Ven. Apúrate.
Miré ambos pasillos. La puerta principal quedaba en dirección al ala derecha, lo que significaba que debíamos ir por el ala izquierda.
―¡Oye! La salida está del otro lado ―c