Leander.

Near no deja de aullar, triste al igual que yo por saber su historia, la razón por la que nos rechazó. Solo era porque tenía miedo de perdernos, en primer lugar.

—No vamos a permitir que sienta que estamos en peligro por ella. No dejaremos que sufra más, Leander —promete Near en mi mente, y no hace falta que le responda mientras permito que, como hace poco, él tome el control sin transformarse realmente, y ahora, los dos la abrazamos en nuestro regazo.

Dania parece sentir que Near está mucho más cerca, porque se acurruca más en nuestro pecho, así que acariciamos su cabello corto con cariño. Unos minutos después se queda profundamente dormida, como si descansar para recuperarse antes no fue suficiente, pero no me importa mientras esté con nosotros, a salvo.

—Papá… —digo por el enlace mental, haciendo que él deje de añadir palos a la fogata y me vea—. Gracias papá, gracias por curarla y estar allí para ella cuando todo era muy confuso…

Con la sonrisa que me da, siento en mi cor