151: Exhalo de alivio, grito desgarrador.
—No deben estar muchos humanos allí custodiando, parece que nos hemos encargado de la mayoría —le dice Oziel a Duncan.
—Un grupo de seis Guerreros, vayan con él —ordena Esther, señalando a sus hombres.
La pareja se da una mirada, sabiendo que están haciendo lo correcto. Y Duncan solo puede asentir hacia ellos, agradecido.
Cruzando la frontera, Duncan se eriza. Todo está destruido y desolado, lo que hace a su licántropo aullar de rabia.
Al llegar a las afueras de la casa de la manada, no encuentra a nadie, solo armas de los humanos que todos se apuran en tomar. Siguen su curso, y a dos cuadras de allí encuentran a los que quedan de sus hombres, aquellos que no fueron arrestados, atrapados entre esposas de plata y un grupo que custodia la casa frente a ellos.
No tiene tiempo para esconder o planificar, siendo menos de 12 contra unos 20 humanos, atacan. Duncan pelea con puños, garras a medio salir de su licántropo débil, y tras un rudo enfrentamiento consiguen la victoria.
Las mujeres, n