Nina, todavía encantada con el momento que compartieron en la playa, ansiosa por conocerlo más, casi empuja a su humana para que le hable.

—Fue… —empieza Lavinia, sin mirarlo—. Impresionante, ¿tienes algún conocimiento medico?

Adriel sacude la cabeza, sintiéndose bien con el interés sobre él.

—La verdad es que… Podría decir que sé hacer de todo un poco.

Lavinia le da una mirada rápida, sonríe.

—¿O sea que no te consigues mujeres en labor de parto a menudo?

—Nop —responde, rascándose la nuca, un tanto nervioso después de ver esa sonrisa—. Digamos que solo… actúo por impulso.

—Y te sale todo bien, me imagino… —murmura, pero sus mejillas se enrojecen cuando el hombre le da una mirada intensa.

Ambos corazones palpitan agitados.

—Siempre intento hacer lo mejor —confiesa—. No me siento bien quedándome de brazos cruzados cuando alguien necesita ayuda o hay un problema que resolver.

Lavinia alza la mirada hacia él, sorprendida, pero asintiendo.

—También siento lo mismo. No entiendo cómo hay p