Mi Pequeño Gran Secreto
Mi Pequeño Gran Secreto
Por: Lady Vivian
Prólogo

En ocasiones, la vida puede ser muy difícil de comprender o saber qué nos deparará el destino. Cuando lo conocí aquella tarde y vi cómo me miraba, supe que él iba a marcar mi vida, pero nunca supe si para bien o para mal. 

—Me estás mintiendo, ¿verdad? —susurré con un hilo de voz a punto de llorar—. Dime que es mentira, Alexeyn. Por favor, dime que mientes. 

—Lo siento, de verdad. Emma, no quería herirte. Cuando te conocí, no pensé jamás llegar a tanto contigo. —Trata de acercarse, pero retrocedo—. 

Sin embargo, tu forma de ser me enamoró mucho. 

—¿Por qué no me dijiste que tenías pareja? 

—En ese momento estábamos en un bajón en la relación y ahora ya todo se arregló. No puedo seguir mintiéndole ni mucho menos a ti, Emm. 

—No te quiero volver a ver en mi vida, Alexeyn. Es mejor que te marches y no vuelvas a buscarme más. 

—Emm, de verdad lo lamento mucho. No quise lastimarte. —Se acerca. 

Cuando intenta tomarme las manos, impacto mi mano sobre su mejilla. 

—Pues lo hiciste. Ahora lárgate, no te quiero volver a ver. 

Camino hacia la puerta con rapidez, la abro y me hago a un lado. Espero que se marche. 

—Lamento todo esto. Te quiero, Emm. 

Se va. 

Tiro la puerta, desquitando todo el enojo y dolor que emano por dentro. 

¿Cómo pudo jugar conmigo de tal manera? No le importó si quiera cuánto me dolería enterarme de todo esto. 

Tres semanas después 

Llevo días sintiéndome mal. He tenido mareos, náuseas, vómitos y una sensación rara en el estómago. Hoy me desmayé en la universidad, así que decidí ir al médico para saber qué es lo que tengo. Puede ser a causa de todas las noches que llevo sin dormir. Lloré por lo que me hizo Alexeyn. Ya debí enfermarme por no alimentarme bien. 

Luego de unas preguntas y unos exámenes, el médico me hace regresar a su consultorio. 

—Ya me han llegado los resultados de tus exámenes, Emma. 

Los abre y los lee con atención. Su semblante es serio, y eso me hace sentirme un poco ansiosa. 

—¿Qué sucede, doctor? ¿Es grave lo que tengo? 

—Los síntomas son totalmente normales en tu estado, Emma. 

—¿En mi estado? No entiendo a qué se refiere, doctor. 

Me entrega los resultados de mis exámenes y me sonríe. 

—Felicitaciones, estás embarazada. 

«Estás embarazada». 

«Estás embarazada». 

Aquellas palabras retumban en mi mente. 

Mis manos se aferran a aquel delicado papel y mi mirada recae en aquel positivo marcado de color naranja en los resultados. 

—Esto no puede ser verdad. Debe haber un error, no puedo estar embarazada. 

—Lo estás. Tienes aproximadamente cuatro semanas de embarazo, Emma. 

¡¿Ahora qué voy a hacer?! ¿Cómo le explicaré a mis padres que estoy embarazada de un hombre que me mintió todo este tiempo y que ahora no quiere saber nada de mí? 

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