Eliza empuño las espadas y apunto a su rival ambas estaban en posición de combate. Se atacaron mutuamente, pero la novata vampiro no recibió ni un solo corte, a diferencia de la rubia que tenia por todos lados. Su ropa estaba rasgada y sangraba a mares, pero sanaba al instante.
—¿Qué eres tú? Pregunto mirándola con odio.
Elizabeth no respondió se acerco a ella, cegada por una sed de matar que no podía controlar. Desarmo a su contrincante en segundo, para pasar la hoja de su espada y posarla en el cuello de la rubia. Le hizo un pequeño corte.
—Una insignificante lección, para que no vuelvas a meterte conmigo.
—Sabes bien que no puedes matarme, Eduard no lo conse