Capítulo 40. Soy una loba, no una adivina.
Dalila.
Desperté suavemente con una mano haciendo caricias agradables en mi cadera. Me estiré un poco y abrí los ojos a una habitación oscura. Habitación oscura… habitación oscura…
*Dormimos con Dylan. Estamos en su casa.
*Oh, cierto. Gracias, estaba por entrar en pánico.
Entonces escuchamos unos gorgojeos de bebé y las risas apagadas de dos lobas.
-Hola. – Dijo Dylan directamente en mi oído. - ¿Descansaste bien?
Y me acomodé para ver sus ojos en la oscuridad.
-Si, gracias. Lo necesitaba… aunque siento que los últimos días las he pasado desmayada o dormida. - Dije encogiéndome de hombros. El solo sonrió suavemente y siguió acariciando mi cadera.
-Creo que deberías de para de curar gente por un tiempo, tu cuerpo no está acostumbrado y creo que consume mucha de tu energía. Soy feliz de informarte que nos hemos saltado nuestras clases.
-Mierda. – Le dije sin estar verdaderamente preocupada. – Supongo que tendré que sobornar a la directora para que no me suspenda y me deje graduarme. Nece