Capítulo 31 —Traductor
Narrador:
Al día siguiente, como era costumbre, Ginebra se dirigió a la empresa, y siendo seguida por Marcela, quien le indicaba sus tareas, esta le dio una magnífica noticia.
—Otra cosa, Señorita LeBlanc, los árabes han respondido a nuestros correos, y desean conocer mejor su propuesta esta tarde, por videoconferencia.
Ginebra, palideció ante esto ¿Esa misma tarde? ¿De un momento a otro, sin anunciar esto con anticipación? Que si bien, el mercado del medio oriente era uno de sus objetivos, había algo que no le permitía celebrar tal respuesta del todo, y esto se debía a que ella no dominaba el idioma.
—¿Cómo? ¿Así nada más? Yo necesito prepararme, buscar un traductor… Es demasiado apresurado —Encogiéndose de hombros sin saber qué decir, Marcela notó a Ginebra un poco nerviosa, y escuchando el pitido del elevador llegando a su destino, la heredera preguntó —¿A qué hora será?
Saliendo de la caja metálica apenas, las puertas se abrieron, Ginebra salió luciendo verd