Capítulo 22. Una Seducción
―No, no es cierto. Usted es un pervertido. Yo no hice nada.

«Descarada»

El Duque soltó una ligera risa cuando su pequeña esposa ya tenía las mejillas rojas a punto de estallar en vergüenza. Tenía las mejillas infladas con enojo y no podía mirarlo directo a los ojos.

Albert la estudió de nuevo mientras la tenía en sus brazos, con su ligero vestido blanco y los listones que amarraban y detenían el frente del vestido. Era como si le lanzara miradas de peligro a ese listón blanco que descaradamente lo tentaba para romperlo hace algunos minutos.

Si no fuera porque la ráfaga de aire fresco había decidido ayudarlo a controlar la tentación y el calor de su cuerpo, habría saltado desde el balcón justo en el segundo en que la vio seducirlo, hasta llegar a la terraza. Por todos los dioses, lo habría hecho sin pensar.

―Norah… ―volvió a susurrar a los oídos de su querida esposa. El suave rosa de su timidez ya empapaba su cuello, blanco, largo y seductor. ―¿Qué esperabas que pasara?

―Na… nada
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo