¡Alejandro tembló intensamente!
En algún momento fueron marido y mujer, pero ahora ella se encuentra enfrentada a él con un cuchillo en mano.
La afilada hoja, de la navaja de mariposa aún no había tocado su piel, pero ya había atravesado su corazón.
—La última vez que amenaza=e a alguien con un cuchillo fue a Rodrigo. Aunque él tuvo el buen sentido de mantenerse alejado de mí—Clara inclinó la cabeza, sus ojos fríos y desprovistos de piedad o deseo, —Imagino que te sientes tan puro, Alejandro, que no necesito apuñalarte para que entiendas la situación.
—¿Qué tiene él que sea tan bueno? — Alejandro ignoró su amenaza y preguntó con voz ronca.
—¿Qué dijiste? — Ella parpadeó, sorprendida por un momento.
—Pol. ¿Qué tiene de bueno? — Alejandro con los ojos enrojecidos se acercaba paso a paso.
Incluso sabiendo lo que ella tenía en su mano, incluso sabiendo que era capaz de cualquier cosa, no podía preocuparse por ello.
—Alejandro, ¡aléjate! — Clara abrió los ojos ampliamente, retrocediendo, pe