Capíttulo935
En este mismo momento, por primera vez en su vida, él sintió vanidad, de repente quiso tomar una foto, y enviarla al tal Rodrigo

¿Quién dijo que solo puedes venir tú? Mira, ¡yo también he entrado!

—Alejandro, ¿qué estás mirando por todas partes? —Clara lo miró sorprendida. —¿Sabes que anteriormente tu mirada parecía la de un ladrón?

—Lo siento. —Alejandro retiró rápidamente la mirada, sintiendo que había perdido el control nuevamente.

—Excepto por la última habitación del lado izquierdo del segundo piso, puedes elegir y quedarte en cualquier otra habitación. En la nevera de la cocina hay algunos ingredientes que Aarón dejó, si quieres comer, prepáralos tú mismo. No tengo cocinero aquí—dijo Clara con total indiferencia, girándose y subiendo las escaleras.

—¿Por qué no se puede entrar en esa habitación? —Alejandro preguntó muy tontamente.

—Porque es mi habitación—dijo Clara deteniéndose repentinamente, mirándolo con una sonrisa indecisa. —No te preocupes, no tengo secretos oscuros, ni pe
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