Sebastián frunció el ceño ligeramente. —El individuo te lastimó ya fue llevado por la policía. —
Daniela guardó silencio por un momento y luego dijo: —Quiero verlo. —
Sebastián levantó la vista en ese instante para mirarla. Notó su expresión fría, como si no supiera nada en lo absoluto.
—Voy a encargarme de todo lo sucedido ayer. —
—Estás muy débil, el médico sugiere que te quedes un par de días más en el hospital, así no tendrás que preocuparte por nada. —
Daniela lo miró fijamente. —¿No tengo que preocuparme o no puedo hacerlo? —
Hubo una leve tensión en la mano de Sebastián mientras respondía con frialdad: —¿Sabes que, si hubiera llegado unos minutos más tarde ayer, habrías muerto congelada? —
—Esto no tiene nada que ver contigo, concéntrate mejor en tu recuperación. —
—¿Cómo que no tiene nada que ver conmigo? Casi me matan, ¿y dices que no tiene nada que ver? — Daniela lo miró con desprecio. —Eso es tan ridículo. —
Aunque Luciana sea la hija de la familia González, no está