Un hombre que huía de cualquier compromiso, su vida solo se resumía a trabajar y a mantener encuentros furtivos con cualquier mujer que cruzará su camino. Así vivía Nader Khalil, hasta que un día se ve en la obligación de aceptar una protegida, una chica que debería instruir y dar una vida mejor. La pureza hecha mujer, la ingenuidad en carne y hueso... eso era Aisha Assiri, una joven que solo soñaba con salir adelante en la vida, ayudar a madre y a sus hermanas. Era una tarea simple para Nader, solo debía tenerla como su secretaria y velar por ella. Pero para un hombre que no se resiste a la belleza de una mujer, estar constantemente al lado de una hermosa chiquilla virgen sería la mayor de las tentaciones. ¿Protegerla o dejarse llevar por el deseo de robarle esa inocencia? Nader estaba muy cerca de tomar una decisión y Aisha corría el peligro de caer en las garras de un libertino y seductor mujeriego... o no. ¿Qué pasará entre el ingeniero y su dulce secretaria?
Leer másPrimer día en un puesto de trabajo del cual Aisha Assiri no tenía ni idea como funcionaba. Había sido educada para servir en el palacio real, a la poderosa familia Al Thani, pero la realeza de Arabia Saudí ya no necesitaba sus servicios. Aún así el príncipe heredero decidió darle una oportunidad, un puesto como secretaria en una de sus empresas petroleras. A partir de ese momento su nuevo jefe sería el ingeniero Nader Khalil, uno de los hombres más ricos y apuestos de Arabia Saudí, la tentación hecha hombre.
Su nombre era de los importantes en el mercado del petróleo, todos conocían la trayectoria del joven ingeniero. Un hombre nacido en una de las mejores familias de los Emiratos Árabes, y a consecuencia de esto, también era uno de los mejores partidos para las mujeres musulmanas de buenas familias que soñaban con casarse con un hombre tan atractivo, exitoso y asquerosamente millonario. Aisha no soñaba con tener la atención de un hombre como Nader, aunque habían intercambiado un par de palabras cuando ella servía a la esposa del príncipe heredero, sabía que un hombre como Nader no era para una chica de familia humilde y sin un apellido reconocido que la respaldara como ella. Habían demasiadas mujeres de buen parecer y bien posicionadas en la alta sociedad locas por el ingeniero, ella solo era la hija de una viuda pobre con varias hijas a su cargo, pero estaba decidida a dar una vida mejor a su madre y sus hermanas pequeñas con ese nuevo trabajo, por lo tanto vivir un cuento de hadas no entraba en sus planes, ni siquiera se atrevía a soñar con uno. La joven no tenía la esperanza de algún día encontrar el amor, pero sí de salir adelante en una sociedad donde la mujer no tenía un lugar. Aisha ajustó el velo que cubría sus cabellos, una prenda que llevaba desde los doce años; levantó la mano para llamar a la puerta de la oficina del ingeniero, ya que su secretaria no estaba para anunciar que ella había llegado a la cita que tenía con su nuevo jefe. Ella buscó en su interior la valentía para entrar en aquella oficina y hablar con el ser más perfecto que había visto en la vida. Encontró la manera de apaciguar su ansiedad y presentarse ante Nader Khalil, pero cuando su puño tocó la puerta Aisha percibió que no estaba del todo cerrada y se quedó en shock ante la imagen que encontró en la oficina cuando la m*****a puerta se abrió lentamente. En el suelo estaban los diseños de algunas plataformas de petróleo, varios documentos, presupuestos, un portátil y todo lo que supuestamente debía estar sobre la mesa, pero en su lugar había una mujer gimiendo como una perra en celo, sus pechos pegados en la madera maciza del escritorio, la falda subida hasta la cintura y detrás de ella el ingeniero, empujando su miembro en su sexo hasta alcanzar su final. La escena fue de los más chocante para Aisha, una muchacha que no había cumplido todavía los veinte años, que seguía siendo virgen y que jamás en su vida había probado ningún tipo de intimidad o cercanía con un hombre. Ver a dos personas entregándose a la perversión, entre gruñidos, sudor y placer, la dejó impactada, al mismo tiempo decepcionada pues la imagen de un gran caballero que tenía del ingeniero se esfumó al verlo practicar algo tan íntimo con una mujer que ni siquiera era su prometida. Para Aisha, Nader era un príncipe, pero en ese instante dejó de serlo. El ingeniero que tenía los párpados cerrados y la cabeza echada hacia atrás gozando del placer que estaba sintiendo con su empleada y amante, se sorprendió al escuchar un grito ahogado de sorpresa y fue cuando se dio cuenta de la presencia de la muchachita, tan pura e inocente que había conocido una vez, allí parada en la puerta de su oficina presenciando como su peor versión liberada todos sus deseos carnales. —¡Aisha! —exclamó el ingeniero abriendo los ojos como platos y soltó bruscamente a su secretaria que cayó de cara en la mesa. Aisha tenía el rostro descompuesto por la vergüenza, la decepción y por la sensación de sentir algo rompiéndose en su interior ante aquella escena, entonces salió corriendo pues no podía continuar viendo algo tan sucio. —¡Aisha espera! —la llamó el ingeniero cerrando su pantalón lo más rápido posible para seguirla, sin molestarse en volver a vestir su camisa que ya debía oler al sudor de Olaya. — ¡Aisha! —la volvió a llamar, pero fue en vano. —¡Nader todavía no he terminado! —se quejó la secretaria cubriendo sus pechos con su camisa y lo miró extrañada al ver que el ingeniero volvía a vestirse con toda la intención de ir detrás de aquella chica humilde, que para Olaya era alguien insignificante. —¿No estarás pensando en buscar a esa muchachita verdad? … No estamos haciendo nada malo, somos dos adultos libres para hacer lo que queramos. —¡Sí Olaya, pero no aquí y te dije una infinidad de veces que dejes de provocarme en la empresa! —la regañó Nader, aunque en el fondo estaba indignado consigo mismo por no poder resistirse a los juegos de seducción de su secretaria. La mujer se giró para verlo y dejó caer al suelo la camisa que cubría sus senos desnudos, lo miró con deseo alisando su bragueta, loca por terminar lo que habían empezado. —Follar conmigo es más importante que ir detrás de esa cría curiosa, también es mucho más placentero. —dijo con una voz seductora, pero Nader apartó su mano de él. —Nada es más importante que una promesa, y yo le prometí al príncipe Karim que cuidaría de Aisha, que sería su protector. —contestó con vehemencia. —No soy el hombre más correcto del mundo, pero siempre cumplo con mi palabra. Así que mientras Aisha esté bajó mi protección no existirá otra mujer más importante para mí que ella. Nader salió disparado de su oficina para buscar a Aisha, escandalizando a cualquiera que estuviera transitando por los pasillos de la empresa. Un hombre sin camisa en público, era prácticamente un crimen en un país como Arabia Saudí, pero a Nader solo le importaba encontrar a la chica que había jurado proteger y darle una explicación o por lo menos pedirle perdón por tener que verlo en aquella situación. Antes de que el ingeniero pudiera alcanzar a la chica que huía de él como si fuera el mismísimo demonio, ella se subió al auto que la había llevado a la empresa por una orden del príncipe. Ella se quedó estática al ver como Nader salía por la puerta principal buscándola y los guardias de seguridad detrás de él con una camisa en la mano para que se vistiera. Aisha se tensó cuando el ingeniero la vio montada en el auto y por los nervios que tenía, las ganas que sentía de alejarse de aquel hombre soltó una orden al chofer, algo que jamás había hecho. —¡Vámonos de aquí, ahora! —demandó cuando Nader corrió dirección al auto. —Pero Aisha, su majestad me ordenó que la trajera aquí para ver al señor Khalil. —respondió el chofer con incomprensión. —¡No importa, ya no tengo nada que hacer aquí y menos con el ingeniero Nader Khalil, así que por favor llévame con mi familia, porque en el palacio no queda lugar para mí…por favor, sácame de aquí ahora! —suplicó la chica con los ojos empañados y antes de que Nader pudiera tocar el auto en el que iba, el chofer lo puso en marcha. Solo en ese instante Aisha reconoció que Nader Khalil era su amor platónico, un amor imposible que jamás llegaría a tener y que había roto su corazón. Nader alcanzó al ver la tristeza y la decepción en aquella mirada tan dulce que tenía Aisha. Esa visión hizo que su alma se estremeciera, haciéndolo sentirse avergonzado y furioso por haber provocado eso en una persona tan buena como aquella niña, todo porque no era capaz de resistirse a una mujer. —Maldición. —gruñó con frustración tomando la camisa que uno de los guardias le estaba ofreciendo. —¿Ahora cómo voy a protegerla si acaba de huir de mí por ser un maldito perro? Nader estaba seguro de que lo único que pretendía era cumplir con su promesa, cuidar de Aisha y ser su nuevo protector, pero seguía siendo un hombre débil ante la belleza femenina y una tan pura, inocente y dulce como Aisha Assiri sería la mayor de las tentaciones en su vida, aunque todavía estaba por descubrirlo.Si Nader pensaba que la boda de Kalah sería una de las más difíciles de su vida, es porque no contaba con la se celebraría años más tarde en una hermosa y íntima isla privada en el Mediterráneo al más puro estilo italiano.Los años habían pasado para el jeque y su esposa, pero el amor entre ellos seguía siendo fuerte y ardiente.—Respira mi amor, nuestro hijo solo se está casando. —pidió Aisha viendo lo tenso que estaba su esposo antes de que Ayser, su hijo mayor, comenzara a pronunciar sus votos matrimoniales.—Estoy perdiendo a mi príncipe heredero, Aisha, es normal que esté nervioso. —contestó Nader aflojando el nudo de su pajarita.Aisha entendía a su esposo, pero la felicidad de Ayser era lo más importante.—Estás perdiendo el heredero al trono, pero en lugar estás ganando a una maravillosa y hermosa hija. Nuestro hijo eligió rechazar su título pasándolo a su hermano por amor a esa linda joven y si te soy sincera, no podría estar más orgullosa de él. —confesó Aisha y Nader supo q
Tres años después—Gracias por el regalo, es hermoso. —agradeció Aisha tocando el velo con hilos de oro que ella llevaba puesto. Era una verdadera joya que su esposo había mandado diseñar exclusivamente para ella, para que se viera hermosa en aquel evento tan importante que esperaba por ellos en la ciudad de Nueva York.—Es como una corona, hecha para ti y que expresa tu verdadera esencia. —contestó Nader subiendo las escalinatas de aquel Museo tan famoso en la Quinta Avenida. —Cada hilo de oro de ese velo demuestra todas las decisiones que tomaste y que nos trajeron hasta aquí. Cada vez que me hiciste sonreír y cada batalla que ganaste. Tan hermoso, como la mujer que lo lleva. Tan bello como mi niña.Aisha sonrió y entró orgullosa en aquel Museo, en donde se realizaría la exposición de una gran amiga de la jequesa. Una de las más íntimas y especiales de todas.En medio de cuadros pintados con suma delicadeza, Aisha ponía ver reflejado en ellos el alma de Malika Radi, la artista plást
El mundo volvía ser un lugar mejor para Nader y Aisha, que después de aquella tormenta que casi devastó sus vidas, regresaron con sus hijos al palacio.Meses después del suicidio de Úrsula, una muerte por la cual nadie guardó luto, Nader celebró una gran fiesta, un hermoso baile con todos sus amigos y todos aquellos que algún día creyeron estar por encima de su mujer.En aquel salón esculpido por lo mejores artistas, decorado a muy buen gusto para demostrar el poder y la exquisitez de familia, Nader proclamó a su niña, a su dulce Aisha como la reina de su corazón. La mujer de su vida y la dueña de su amor.Aisha bailaba con sus niños con una enorme sonrisa en su rostro. Iba vestida como la mujer importante que era. Hermosa, fuerte y extremadamente segura de ella misma, de quien era y de lo orgullosa que estaba de sus orígenes.Ayser y Nasser se veían muy contentos saltando de un brazo a otro entre su madre, su abuela y sus tías, las princesas Melisa y Kalah.Nader apareció en medio de
El amor reserva muchas sorpresas, eso fue lo que Aisha sintió en aquel primer beso, lo que Nader experimentó al encontrar el amor en una muchacha que no pertenecía a su mundo, sino que vivía para servir en él. Las personas que rodean al amor también suelen probar un pedacito de ese cambio en sus vidas, pues todo lo que hacemos o sentimos, de cierta manera e inconscientemente, también afecta a aquellos que son más cercanos.Excepto a Úrsula Khalil …o Úrsula Volkova, como volvió a llamarse tras un divorcio apresurado. En un pueblo muy lejos del palacio en el que vivió como una reina, Úrsula se bajó de un tren, tan solo cuatro días después de haber sido azotada y humillada por su marido.Era humillante bajarse de aquel tren, mirar alrededor y reconocer el lugar desde donde peleó y jugó tan sucio para abandonarlo. Úrsula había regresado a su ciudad natal, que se encontraba a uno kilómetros de San Petersburgo. Con una mano delante y otra detrás, a la ex jequesa no le quedaba más que volver
En la oscuridad de la noche alguien llamó a la puerta de Úrsula.-¿Quién es? -preguntó ella antes de abrir vistiendo una bata que tenía sobre el tocador. -Saben que no me gustan que interrumpan mi sueño.-Es por sus nietos majestad, el jeque nos ha enviado a despertarla para que tenga noticias de ellos. -respondió la voz al otro lado.Úrsula apoyó la frente en la madera fría de la puerta. Se moría de ganas de mandarlos al diablo, decirles que poco le importaban los malditos bastardos de la sirvienta. Demasiado disgusto había pasado al enterarse que los niños seguían respirando y que la desgraciada de su madre seguía ocupando su trono en aquel palacio.Olaya no había cumplido con su parte del plan, pero estaba muerta y ya no le servía para nada. Entonces solo podía actuar como la abuela preocupada por sus adorados nietecitos. Para todos los efectos tendría que continuar soportando a Aisha hasta encontrar una forma para deshacerse de ella definitivamente.Úrsula sonrió pensando en el gu
Tanto el jeque como sus príncipes fueron debidamente atendidos después de ser llevados directo al hospital en los helicópteros que acudieron al lugar por un llamado de Karim.Aisha vio desde la aeronave donde se encontraba con su familia como subían el cuerpo de Olaya a una camioneta. Aquella mujer malgastó los últimos momentos de su vida para intentar herir a su familia, para destruirlos, y al final en medio de su venganza ciega por los celos y la envidia, terminó encontrando su propio final. Una muerte triste por la cual nadie derramaría ni una lágrima.Aisha miró a sus bebés, apretó la mano de marido con más fuerza y sonrió aliviada. Ella pasó la mano por los cabellos de Nader para sacarle algunos granos de arena y luego deslizó la mano por su rostro.-Alá escuchó mis plegarias, los ha protegido en el desierto y los trajo de vuelta a mis brazos. -dijo Aisha besando los labios de su esposo con amor. Nader le devolvió la caricia delineando su hermosa cara. Aún en su estado más débil,
Último capítulo