Nina
Enzo y yo nos acurrucamos bajo el resplandor de la lámpara de la sala, intentando averiguar cómo demonios íbamos a encontrar y hablar con esa escurridiza cambiapájaros, Daphne.
Daphne reveló que nos estuvo observando el tiempo suficiente como para saber todo sobre el lobo de ojos amarillos, y a