Enzo
Sabía que no debía haberme escondido tan cerca de Selena. Me vio al instante cuando salió de la cabaña de la bruja, y sus ojos se clavaron en mí en la oscuridad como un halcón.
“¿Enzo?”, gritó, frunciendo el ceño. “¿Eres tú?”.
No había forma de que yo pudiera escapar en ese momento; incluso s