"Lo siento", le dije, acercándome a él y observando cómo cojeaba hasta el asiento y se hundía derrotado. "¿Estuviste entrenando tan duro todo el día?".
Se encogió de hombros. "Mañana tengo otro partido y mis habilidades están disminuyendo. Seguiría practicando si no acabara de romperme el palo".
Me