Nina
“No”, dijo Enzo con sobriedad. “Ahora lo sé. Estaba hablando de ganar una batalla”.
Se me formó un nudo en lo más profundo del estómago. Debería haberlo sabido; por supuesto que Ronan seguía tras de mí. Pero era imposible que todo este ataque girara en torno a mí, ¿verdad? Bajé la cabeza y seguí caminando, mordiéndome el labio mientras pensaba en las posibilidades.
“¿Entonces todo esto es culpa mía?”, pregunté en voz baja mientras caminábamos.
Enzo se detuvo de repente y me agarró por los hombros, volteándome para que quedara frente a él. Su contacto me puso la piel de gallina y sentí un ligero escalofrío. “Claro que no”, dijo él en voz baja. “En última instancia, esto es entre los Luna Llena y los Crecientes. Aunque creo que él vio en esta distracción la oportunidad perfecta para intentar secuestrarte, pero no dejaré que eso ocurra. Te lo prometo”.
“¿Y si pasa algo y no puedes protegerme?”, susurré. “¿Y si Ronan me secuestra?”. Tenía miedo, más miedo ahora del que había