Leia miraba hacia la nada dentro de su habitación sintiéndose aun mareada por todo lo que había pasado en el departamento de Caleb.
— Le dije que si…— recordó ese par de cosas que el joven le había preguntado a la mitad de su orgasmo, Caleb le había preguntado si le estaba gustando, y después le preguntó si lo dejaría seguir haciéndoselo a ambas cosas ella había respondido afirmativamente…
—¿Por qué? — se cuestionó… en ese momento no pensaba en James… en lo único que pensaba era en él, y en eso que le hacía.
– No, no era por él, no era por Caleb — se convenció a si misma, creer lo contrario la asustaría.
—¡Leia! — habló la castaña Kristel sorprendiendo a una distraída cobriza al entrar sin avisar a su c