Al llegar a casa, Larissa y mi hermana me esperan sentadas en el sillón, al abrir la puerta se paran rápidamente y se apresuran a abrazarme.
- Estamos aquí para ti – me acaricia Larissa.
- Cuéntanos qué te ocurrió – dice mi hermana Fernanda.
Para intentar calmarme, Anto va a la cocina y prepara mi chocolate caliente favorito, con malvaviscos. Tomo un sorbo y comienzo a llorar dentro de la taza, Isa la retira y la coloca a un lado. Les cuento con detalle lo que me había ocurrido la noche anterior, desde que me drogaron hasta lo que había descubierto de Diego.
- Debes denunciarlos – grita Fernanda.
- No puedo hacer nada, me tienen grabada, si digo algo expondrán el video y quedaré de por vida en internet. No puedo dejar que Benjita me vea y se entere de la clase de tía que tiene – me largo a llorar.
- Todo esto es mi culpa, no debí llamarte, lo siento amiga, perdóname por favor – solloza Anto.
- Amiga, tu no me obligaste a nada, ni me drogaste, los culpables son otros – la abrazo.
-Cris