Capítulo 02. Un grave error

Al día siguiente Maddison estaba tensa y con los nervios a flor de piel.

   Después de tres años de que su marido fuera un fantasma, aparece y urgido por divorciarse, ¿por qué ahora? ¿Qué era lo que pagaba? ¿Por qué involucrarla a ella en un matrimonio arreglado? Hoy después de salir del trabajo Maddison esperaba conocer todas las respuestas.

   Ella era responsable de la dirección de Palermo Shipping que era la empresa de envíos marítimos de su padre, la más importante de América.

   La puerta fue abierta de manera estrepitosa y Maddison brincó en la silla, su asistente Daniel venía con cara de espanto.

   Él es su asistente y mejor amigo.

   —Maddi, tienes que ver esto.

   —Por todos los cielos Dany, me matarás de un infarto.

   —Asómate a la ventana, vengo del puerto, El Meridional embarca una enorme carga, es uno de los buques gestionado por tu padre, pero la tripulación no trabaja con nosotros y parecen mafiosos.

   Maddison puso los ojos en blanco.

   —No estoy de humor para ver tipos sexis.

   —No es eso, lo que quiero decir es que no son empleados comunes, ¿por qué tienen otras personas que no están en nómina?

   —Es normal en los despachos que maneja mi papá. Si la carga es valiosa a veces las empresas que usan el servicio contratan vigilancia extra, nosotros permitimos el embarque declarando todo a las autoridades que revisan todo.

   —Por favor, la carga no es nada terriblemente costoso o cosas que busquen piratas —exclamó Daniel con las manos en las caderas.

   Maddison por primera vez desconfió de su padre, fue a la ventana y se fijó en el buque de carga, un hombre vigilaba como subían los contenedores, no tenía identificación de ninguna empresa de seguridad, fumaba un cigarrillo y su aspecto era de matón.

   Se dio la vuelta y se sentó ante su computadora para consultar los archivos de la empresa.

Pero descubrió que los envíos que manejaba su padre estaban encriptados y ella no tenía acceso.

   —Daniel, tal vez tienes razón.

   —Cuéntame qué piensas —inquirió Daniel atento, él conocía la vida falsa de Maddison.

   —Las revisiones de carga, los permisos y redadas son constantes para las empresas de envíos como nosotros.

   —Pero a nosotros nos dejan en paz, una revisión anual no es mucho.

   — ¡Exacto!, no nos revisan debido a Logan Hamilton, yo firmo todas las entradas y salidas de los buques, los encargados de revisar casi nos pasan por alto, el apellido Hamilton es muy influyente.

   —Pero tú no eres corrupta, no pasa nada.

   —Pero no tengo acceso a todos los buques —Maddison señaló la ventana—. ¿Lo entiendes?

   Daniel puso una mano en su boca alzando las cejas.

   —Tu padre y tu esposo de mentiras transportan cosas ilícitas.

   —Es lo que sospecho, una empresa de envíos marítimos y un hombre influyente para evadir las revisiones gubernamentales se asocian mediante mi matrimonio. 

   —Pero esto es muy grave para ti Maddi, incluso los buques que maneja tu padre salen con tu firma, si hacen algo ilícito y los descubren irías a prisión.

   —Así es Daniel, a mi papá al parecer no solo no le importa haberme hecho cautiva de este insólito matrimonio, también me pone en riesgo, ¿será posible? Me niego a creer que él puede ser capaz de algo así.

   —Quizás es tu esposo y extorsiona a tu padre, después de todo él es quien se mantiene lejos de ti por si todo se descubre.

   Maddison afirmó con la cabeza.

   —Tienes razón Daniel, Logan Hamilton se ha asegurado de no aparecer, utiliza la naviera para transportar quién sabe qué.

   — ¿Pero cómo hacemos para desenmascararlo?

   Maddison se levantó de su asiento.

   —Voy a colarme al buque, tomaré muestras y fotos y lo que encuentre lo denunciaré con las autoridades, ya verá cuando lo enfrente, yo me encargaré de desenmascarar a mi esposo.

   —No puedes hacer eso, si esos hombres te ven —acotó Daniel angustiado.

   —Solo voy a echar un vistazo, nadie me verá, pero si me ven y me meto en problemas tú debes llamar a las autoridades.

   A Daniel no le gustaba, pero Maddison podría hacerlo, ella era muy hábil.

   —Está bien, yo te cubro.

   Maddison le dio un beso en la mejilla y fingió salir de la empresa, pero al llegar al puerto corrió sin que nadie advirtiera de su presencia hasta meterse al buque de carga.

   Poco después Maddison se arrepentía y pensaba que había cometido el error más grande de su vida, jamás estuvo tan asustada. 

   El barco había zarpado, no tenía ni idea de cómo se libraría de esta, los hombres que estaban a bordo hablaban de manera grosera, bebían y ninguno era trabajador de su empresa.

   Por su propia seguridad prefirió mantenerse escondida, ruega a Dios que llegue rápido la policía costera, ya que está segura que Daniel denunció a las autoridades lo que ocurría.

   «Y yo que pensaba que lo más difícil que enfrentaría hoy era ver a mi esposo»  

   —Pero mira nada más lo que tenemos aquí —Maddison brincó al escuchar la declaración, la habían descubierto.

   Un hombre con un arma larga guindada al pecho la tomó por el cabello y la haló a su cuerpo.

   — ¿Quién es? —Preguntó el capitán.

   —No lo sé, pero no es una callejera.

   El hombre puso una mano en el pecho de ella y apretó la cadena de oro que llevaba Maddison de su madre desde el día que murió. 

   El bandido la arrancó lastimándose el cuello.

   — ¡No, devuélveme mi cadena, desgraciado!

   —Pero es que la gatita tiene uñas…

   Todos los hombres se echaron a reír y el que la tenía entre sus manos la llevó hacia los otros.

   —Yo quiero tenerla primero —objetó el capitán.

   —Claro que no, yo la encontré, primero será mía.

   — ¡Suéltame! —ordenó Maddison y el hombre la cargó hacia uno de los camarotes con ella gritando, dando golpes y zarandeándose.

   El bandido la tiró en la pequeña cama y la vio con lujuria saboreando sus labios de manera grotesca.

   —Te pagaré mucho dinero si me dejas ir —le suplicó Maddison levantándose, pero no puede pasarle por el lado porque él bloquea la puerta, está atrapada.

   El hombre se echó a reír y se tiró encima de ella.

   Maddison forcejeó con él y le dio golpes en la cara y el abdomen, no se iba a rendir.

   El bandido gritó y se tocó el pómulo donde limpió de un corte una gota de sangre.

   — ¿Qué es lo que tienes allí que me rasguñó? 

   El hombre agarró sus manos y vio el hermoso y ostentoso diamante en la mano izquierda de Maddison.

   Se lo quitó y lo guardó en el mismo bolsillo que la cadena.

   Le dio una bofetada y luego otra de regreso que dejó a Maddison muy mareada y el hombre logró meterse entre sus piernas.

   Maddison sintió el asqueroso olor a aguardiente ligado con el ácido sudor.

   El bandido rompió los botones de su blusa y su barba la lastimó como una lija al restregarse en sus pechos mientras los mordía y chupaba haciéndole sentir dolor.

   Maddison lloraba y entonces el hombre abrió su pantalón.

   Mientras más gritaba Maddison más se reían los hombres que aunque no estaban presentes sus risotadas las podía escuchar claramente.

   Como Maddison seguía peleando y no dejaba que el hombre le quitara el pantalón le dio varios golpes en la cara.

   Maddison dejó de oír cuando un pitido invadió su cerebro, sintió mucho dolor en la nariz seguido de un borbotón de sangre que no la dejaba respirar y ya no tenía fuerzas para defenderse, pero entonces el bandido cayó sobre ella inerte.

   Maddison llorando y gritando lo empujó y el hombre rodó a su lado con los ojos abiertos, pero sin vida.

   Madison no sabía  que había ocurrido y gritó muerta de miedo cuando un hombre vestido absolutamente de negro y cubierto hasta la cara la apuntaba con un arma larga.

   — ¡Por favor no me mate!, por favor, por favor, ese hombre me quería violar, por favor ayúdeme.

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