XXXI. El parque de diversiones
Punto de vista de Anastasia Wilde
- Víktor, no tienes que seguirte disculpando por el incidente de la cena, eres un ser humano y uno no sabe por lo que le pueda dar ante cualquier emergencia- le digo como por milésima vez a Víktor que sigue con mucha vergüenza por haberme dejada tirada, el día de los encapuchados.
- La verdad es que cuando quise buscarte, ya no te encontré por ningún sitio y la gente como loca nos separó de repente- seguía con la misma cantaleta.
“Víktor, que a cualquiera le salen plumas de gallina, no te sientas mal, a veces es mejor decir aquí corrió, que aquí murió” pienso para mis adentros, pero sigo asintiendo y diciéndole que se olvide de ese incidente.
Estamos en el estudio fotográfico de mi agencia, esperando la llegada de las modelos y al final, Víktor accedió a llevarnos la campaña de invierno, lo cual va a ser una catapulta que nos lanzará a la fama.
- Anastasia, yo… quería decirte tantas cosas en esa cena, en realidad me siento muy frustrado por como se de