Ariel, hablando con vehemencia, se colgó de Luis como un pulpo. Luis, aterrorizado, intentaba zafarse de ella.
—¡Suéltame! ¡Déjame ir!
—Ariel, eres una mujer, ¡por favor, ten un poco de dignidad!
—¿Dignidad? ¡No sé lo que es eso!
Finalmente, Luis logró apartar a Ariel.
—¡Tu comportamiento es precisa