Rocío rompió a llorar. Su llanto se intensificaba, desahogando su resentimiento acumulado en el aire con puños apretados.
—¿Vale la pena? —preguntó Ximena.
Rocío se detuvo un momento, girando para mirar a Ximena.
—¿Vale la pena? ¡Sam también me hizo esa pregunta! No sé si vale la pena o no, solo sé