—¡Imposible! Rocío no tiene esa astucia. Si tuviera algo de cerebro, no habría arruinado una mano tan buena en el juego. Ella simplemente creerá que escondimos a Mari.
—Mejor no vayamos a Nubiazura por ahora, para evitar que sospeche algo.
Sofía, asintiendo con la razón de Ximena, apretó los puños y