En la lápida había una foto antigua, desgastada por el tiempo, casi irreconocible.
Ximena, sosteniendo la mano de Lisandro, sonrió y le presentó a su madre.
—Mamá, este es mi esposo, él es muy bueno conmigo. En poco tiempo, traeré a mis tres hijos para que te conozcan.
—Ahora soy muy feliz y tengo u